miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

del planteamiento unamuniano de drástica ruptura con el clero y la confesión
católica. Por consiguiente, aunque hubiese triunfado, Unamuno no se habría
adherido al movimiento.
No faltan, por cierto, las citas en las que Unamuno rechaza el concepto de
modernismo bien literario bien religioso. Luis de Llera escoge la más
significativa: “Da pena ver el escaso contenido cristiano de un Loisy o un Tyrrel
[sic]” 123 .
Unamuno negaba, pues, cualquier tipo de inclusión – y no relación o noticia de
que “estaba al corriente” – con el modernismo religioso; sin embargo, eso se debe,
según el crítico en cuestión, a su “permanente actitud contradictoria” 124 . Así, la
contradicción unamuniana, tantas veces predicada como necesaria por el mismo
autor, no sería de carácter especulativo o filosófico, no reside en su visión
progresista de la tradición, no se explicita en aquella constante lucha agónica, ni
procede de su inquietud, de su extrema lucidez frente a la muerte y de sus ansias
de vivir, sobrevivir, existir y ser, sino que se reduce, según De Llera, a una vil
negación de considerarse integrante de un movimiento del que, en realidad,
formaba parte. “Sin embargo sabemos”, sigue De Lera, “que este tipo de
afirmaciones cuenta relativamente poco a la hora de hacer crítica o historia
literaria” 125 ; la naturaleza de las afirmaciones a las que se refiere permanece aún
incierta. La correspondencia de Unamuno con Zulueta brinda al crítico otros
motivos para hacer del vasco un modernista religioso; esta vez serán sus
alusiones, en la carta fechada 12 de agosto de 1903, a Herrmann, Ritschl, Harnack
y a Esquisse d'une philosophie de la réligion de Auguste Sabatier las que le
convenzan de su idea. No hace ninguna distinción, pues, entre el protestantismo
liberal y el modernismo religio católico; no alude mínimamente al hecho de que
Unamuno sólo está declarando sus intereses y aconsejando unas lecturas, como la
de Kierkegaard; se equivoca, además, con los nombres, al escribir Herman por
Herrmann y al transcribir Ritschel por Ritschl, como ya hizo en otra carta
precedente convirtiendo a Tyrrell en Tyrrel 126 , y esto nos persuade a creer que no
se trata de simples erratas ocasionales, sino más bien de verdaderos errores que
123 «Carta a Zulueta», 17 de diciembre de 1907, citado siguiendo a L. de Llera, ibidem, p. 185.
124 L. de Llera, Religión y Literatura, cit., p. 185.
125 Ibidem.
126 Ibidem, p. 186.
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