miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

de la vida, se desprende que toda parte agregada seguiría una supuesta voluntad
de contradecirse y recalcar su propia diversidad. Es decir, el estudioso sostiene
que Unamuno, conocida la condena eclesiástica, se adecua a ella, a los puntos
condenados como modernistas, para suscitar escándalo y aprovechar la situación;
a saber: “inspirado o por la letra o por el espíritu de la encíclica pontificial, don
Miguel lanza un reto mal disfrazado a las autoridades eclesiásticas para que
sometan a examen su modernismo teológico” 395 . De ahí que las numerosas
contradicciones presentes en el texto no procedan de los esbozos redactados en
diferentes épocas, sino del intento de negar voluntariamente lo que tenía escrito
antes.
Podría ser una observación aguda, pero por nuestra parte vemos improbable un
tan ponderado proyecto de mistificación de contenidos. Desde luego, puede
suponerse la fascinación que debió de sentir Unamuno hacia las doctrinas
modernistas, fascinación que sí pudo incrementar frente a la condena, pero
conjeturar que se adecuó a ella por incapacidad de formular una doctrina
filosófica de propio cuño sería como imaginar que un intelectual de su alcance, en
cierto momento de su vida, reconoció la derrota ante su propia carencia de aptitud
especulativa y, por eso, abandonó el anhelo de originalidad al que apunta todo
escritor. A Orringer, por ejemplo, le extraña que
“al filósofo, creyente, teólogo y apologista del Tratado, añade al historiador y al reformador de
Del sentimiento trágico, que poco o nada deben al Tratado. La historia entera del cristianismo se
Tratado, bajo la forma de un ensayo sobre la doctrina erostratista que pensó titular en principio A
la juventud hispana y en otro momento posterior Mi confesión, viene mencionado desde finales de
1901 hasta la primavera de 1903; para una explicación más exhaustiva a este respecto, reenvio al
estudio muy pormenorizado de P. Tanganelli, «Del erostratismo al amor de Dios: en torno al
avantexto de Del sentimiento trágico de la vida», en Miguel de Unamuno. Estudios sobre su obra,
II, bajo la dirección de A. Chaguaceda Toledano, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2003, pp.
175-192. Además, sabemos que el 5 de mayo de 1905 Unamuno está todavía empeñado en la
escritura del texto que ahora pensaba titular Tratado del amor de Dios, como confiesa a su amigo
Ilundain: “Lo más comodo para mi sería remitirle a mi Tratado del amor de Dios, que estoy
escribiendo ahora”, en Epistolario americano, cit., p. 212. El 10 de marzo de 1911 escribe a C.
González Trilla que “voy a empezar a publicar en La España Moderna mi Tratado del amor de
Dios variándole el plan y el título. Se llamará: El sentimiento trágico de la vida”, ibidem, p. 373.
En todo caso el Tradado puede considerarse el fruto de las disertaciones maduradas por el autor a
caballo entre los dos siglos que confluirán en Del sentimiento trágico de la vida junto con otros
escritos o artículos o apuntes que redacta hasta 1913.
395 N. R. Orringer, «Afirmar negando frente al Papa Pío X en Del sentimiento trágico», en Miguel
de Unamuno. Estudios sobre su obra, III, bajo la dirección de A. Chaguaceda Toledano,
Salamanca, Universidad de Salamanca, 2008, pp. 145-154, cit. p. 145.
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