miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

argumentaciones de Tertuliano 197 . Igualmente hicieron, siempre en Francia, Le
Roy y Laberthonnière, confesando que su manera de entender el dogma se remitía
a la apologética fundada en la inmanencia. La esencia y el contenido de la fe son,
según este tipo de planteamiento, de naturaleza sentimental, y el corazón va
creando y transformando sus dogmas en función de la indigencia que presiona.
Dios se insinua en las conciencias de los hombres; por eso la fe depende del
corazón de cada individuo y resulta ser moldeable por el sujeto según aquella
fórmula de “crear lo en que creer” que tantas veces aparece a lo largo de la obra
de Unamuno. Eso explica la independencia de la fe de la razón, puesto que el
inmanentismo, acreditando el impulso instintivo del corazón, deja caer cualquier
tipo de especulación de carácter teológico. “No es, pues, necesidad racional”
afirma Unamuno “sino angustia vital, lo que nos lleva a creer en Dios” 198 y creer
en Dios es para él, una vez más, tener hambre de divinidad y de inmortalidad.
Falta por completo en la especulación religiosa unamuniana aquel obsequium
rationabile que la Iglesia predica, es decir, un culto que en el hombre, en cuanto
ser dotado de razón, llega a ser adoración y glorificación del Dios vivente. Es su
falta de humildad, como le decía el P. Arintero, que no le hace aceptar dogmas
impuestos como axiomas, en cuanto rechaza la adhesión del intelecto a principios
abstractos. Su fe necesita ser vital para mantenerse viva y sentimental para
mantenerse vital; es la antítesis de la fe implicita, de la fe del carbonero, de ese
círculo vicioso que se encierra dentro estas pocas expresiones:
“¿Qué crees?; Lo que cree y enseña nuestra Santa Madre la Iglesia; ¿Y qué cree y enseña nuestra
Santa Madre la Iglesia?; Lo que yo creo” 199 .
Es el intelectualismo, a medida que se fue mundanizando y enfriando la
religión después de que la confianza de las primeras comunidades cristianas en la
venida del reino de Dios coincidiera con una fe pura y libre del dogma, que ha
traído ese concepto de que la fe sería creer lo que no vimos, que determinó el
triunfo de la gnosis, la adhesión del hombre a unas fórmulas teológicas, que
instituyó sectas, escuelas y dogmas. El de Unamuno es un rechazo del
intelectualismo clásico que podría parecer en conflicto moral con su ocupación de
197 Cfr. E. Buonaiuti, Le modernisme catholique, edición consultada Il Modernismo cattolico, cit.,
p. 119.
198 STV, OCV, XVI, p. 311.
199 «La fe», cit., 105.
231