miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

especulación determinó excomuniones y la condena papal. De ninguna forma
puede afirmarse que las medidas eclesiásticas se dirigieron a la obra de Unamuno,
y de ninguna manera, a nuestro juicio, puede afirmarse que Unamuno participara
directa, explicita y oficialmente en ese espíritu del modernismo que puede
resumirse en estos términos:
“el modernismo fue un movimiento intelectual que se desarrolló a finales del XIX y principios del
XX en el ámbito eclesiástico, sobre todo en Francia y, de modo distinto, en Italia, Alemania e
Inglaterra, y que incidía en diversos campos: filosofía, exégesis, historia, reforma interior de la
Iglesia” 131 .
Ahora bien, el proceso que De Llera emplea para llegar a la visión de
Unamuno como “modernista por excelencia” es muy sencillo: arranca de los
antecedentes literarios y filosóficos – como el naturalismo, el krausismo y el
postivismo – para enmarcar en el contexto español aquel fermento que llama
modernismo sin atender a distinciones onomásticas. Luego ataca a un enemigo
débil, cual es el criterio de las convenciones literarias, porque sólo al deconstruir
las frágiles categorías que separan el modernismo literario de la Generación del
'98 puede cumplirse el paso siguiente, o sea amalgamar modernismo literario y
religioso. De ahí que llegue a concluir su disertación situando a Unamuno en el
movimiento modernista en todas sus acepciones, porque si el “gigante” de la
generación que coincidía – por la fractura que crea con las barreras de género – en
todo con el modernismo – literario y religioso –, puede afirmarse que también
España gozó de autorizados representantes del movimiento. En efecto, el
modernismo es, según sus palabras, un movimiento que recoge un poco de todo,
aunque al final no recoge nada:
“Pero aún podemos alargar más el concepto de modernismo si somos coherentes con cuanto he
dicho en las páginas precedentes de este volumen. Es decir, si tenemos en cuenta que el
modernismo resulta la categoría cultural del período finisecular entonces podemos incluir en tal
concepto a intelectuales y científicos, religiosos y laicos, que afirmaron la modernidad como
elemento esencial de una época en contraposición con las reglas, doctrinas, normas y modas
vigentes hasta el momento en todos los campos de la sabiduría y de la creencia” 132 .
131 C. Izquierdo, «Cómo se ha entendido el “modernismo teológico”: discusión historiográfica», en
El modernismo a la vuelta de un siglo, cit., pp. 25-81, cit. p.29
132 L. de Llera, Religión y Literatura, cit., p. 189.
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