miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Que la de Baroja no fue una militancia explícita en la formación del
modernismo religioso es un hecho consolidado por su biografía y por su actitud
frente al problema religoso sustancialmente atea, anticristiana y, sobre todo,
anticlerical. Sus contactos con el ambiente se reducen, de hecho, al conocimiento
de Gallarati-Scotti, embajador de Italia en Madrid en los primeros años '40, y al
hecho de que podría haber conocido Il Santo a través del artículo de Ortega y
Gasset dedicado a la obra que apareció en El Imparcial en 1908.
Ahora bien, la idea de un acercamiento del escritor vasco a las problemáticas
del modernismo religioso partió de Juan María Laboa que individuó en su novela
El cura de monleón, un producto de la crisis modernista 116 . Pero Laboa, que en
más ocasiones y en distintos textos sostuvo la presencia del movimiento en
España, sólo se limita a señalar algunos nombres españoles que participarían en la
crisis religiosa de la época o a brindar un breve listado de las posiciones críticas
que confirmarían el presupuesto. Así que sus estudios no son alumbradores en
este sentido y difícilmente pueden aceptarse o rehusarse por falta de una base
crítica concreta. Y en la evanescencia de sus consideraciones, dedica algunas
líneas más, no menos evanescentes o imprecisas, a la novela en cuestión, sin
tomarse la molestia de especificar o referir en nota que se trata de un texto de
1936, o sea, fuera de la órbita temporal del modernismo religioso. En todo caso,
su evanescente alusión fue recogida por Milagrosa Romero, cuyo estudio integra
con otras colaboraciones el ya citado texto de Luis de Llera. Milagrosa Romero
es, pues, quien más se demora en demostrar la idea del modernismo religioso en
Pío Baroja, y sustancialmente lo hace argumentando y detectando la presencia de
temáticas familiares a la corriente como el pragmatismo, la concepción de un Dios
personal conciencia infinita del universo, el consiguiente panteísmo y la
inmanencia vital, el relativismo religioso, el evolucionismo dogmático, el
problema de la realidad histórica de Jesús, el agnosticismo y las dudas religiosas
en la novela de Baroja publicada en 1936 117 .
Sin duda, todo el andamio sobre el que se sositene su estudio parece
desmoronarse de repente frente a una consideración tan sencilla como
imprescindible: el hecho de que Pío Baroja conociera en 1936 el alcance y el
116 Cfr. J. M. Laboa, «El modernismo teológico en España», cit., p. 24, y «¿Hubo modernismo en
España?», cit., p. 398.
117 Cfr. M. Romero, «Pío Baroja, preocupación religiosa y malas pulgas», en L. de Llera (coord.),
Religión y Literatura, cit., pp. 193-282.
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