miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

En este pasaje, que confirma una vez más la ausencia de modernismo religioso
en España, es evidente su simpatía apriorística hacia el movimiento. Sin embargo,
no se le puede considerar por ello integrante del mismo o inferir su supuesta
pertenencia al movimiento, ya que, con toda probabilidad, debería incluirse entre
aquellos pocos curiosos que se interesaron por la problemática en su país. A causa
de algunas divergencias de concepto, contenidos, tonos, posturas, puntos de
partida y conclusiones que le separan inexorablemente del movimiento – como
trataremos de demostrar a lo largo de este capítulo –, no aparece en su obra
ningún pasaje en el que se declare portavoz del modernismo religioso; incluso sus
mismas confesiones, reiteradas en muchas ocasiones, no dejan lugar a duda.
Ahora bien, Abellán, entre otros, define a Unamuno “un modernista, tanto en la
versión poética como religiosa de su obra” 3 . En su afán de demostrar los
malentendidos del modernismo religioso, instrumentaliza la siguiente
consideración de Unamuno sobre el modernismo religioso:
“la tendencia más vigorosa, más renovadora y a la vez más profunda que desde hace mucho haya
nacido” 4 .
La instrumentaliza por no citar el período completo, ya que no se conformaría
con su intento de demostrar la presencia del fenómeno en España,
“la tendencia más vigorosa, más renovadora y a la vez más profunda que desde hace mucho haya
nacido, cual es la del llamado modernismo, que, excepto acaso en nuestra pobre España – pobre
espiritualmente – ha repercutido en dondequiera” 5 ;
por no separar el presupesto de la innegable simpatía unamuniana hacia una
corriente religiosa renovadora – que el vasco extendió también a fenómenos
como el protestantismo liberal o el krausismo, sin por eso sentirse integrante de
ellos – de una declarada pertenencia. Sólo de esa forma puede afirmar que la
actitud intelectual unamuniana “se inscribe plenamente dentro de la esfera de
inquietudes y problemas que afectan el movimiento” 6 . Pero no considera que esa
simpatía sólo es formal, o sea, externa y aparente, y que también se incrementa
3 J. L. Abellán, La crisis contemporánea, cit., p. 75.
4 Citado siguiendo a L. Abellán, La crisis contemporánea, cit., p. 80.
5 «Discurso pronunciado en el Paraninfo de la Universidad de Valencia», 1909, OCV, VII, p. 797.
6 J. L. Abellán, La crisis contemporánea, cit., p. 80.
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