miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

cuando al idealismo le sustituyó la exigencia de un mayor rigor científico que no
satisfacía el trasnochado idealismo, ya que las preocupaciones religiosas y
filosóficas fueron menguando en la medida en que se imponían el positivismo, el
racionalismo, la preocupación pedagógica, el sociologismo con su concepción
organicista del Estado, el socialismo que irá perdiendio el fundamento cristiano y
la pragmaticidad de la filosofía del derecho, cuyo interés fue fomentado por el
propio de Giner de los Ríos. Los discípulos de Sanz del Río pueden considerarse
krausistas sólo en su sentido más amplio, ya que empezaron aceptando el mismo
punto de partida de búsqueda filosófica indicado por Krause, pero terminaron
siguiendo caminos diferentes: éticos, jurídicos, pedagógicos y políticos. Entre las
varias líneas de pensamiento que surgieron del krausismo “puro”, la más
importante y consistente fue la del krausopositivismo, representada
principalmente por Nicolás Salmerón y Urbano González Serrano. Basta con citar
algunos pasajes claves de la obra de éstos dos para darnos cuenta de la sustancial
distancia del planteamiento modernista. De una misma crítica a la creencia
tradicional y pasiva, que se consideró como superficial, se llegará a conclusiones
antitéticas, ya que los modernistas dieron primacía a la inmanencia vital como
fuente del conocimiento de Dios, mientras que los krausistas, herederos del
realismo racional de Sanz del Río, que concebía la razón “como órgano proprio
del conocimiento” 45 , proclamaron el alcance social y el sentido práctico de la
religión manteniendo un racionalismo que sólo exaltaba el valor de las obras
humanas en menoscabo del fideísmo y de los componentes teológicos importados
por el descubridor español de Krause. Nicolás Salmerón dijo claramente que la fe
racional tanto es más pura y recta, “tanto más elevada y firme es la fe en Dios” 46 .
González Serrano alaba, en cambio, el valor activo de la religión en la
determinación de la obra humana en busca de una Belleza infinita y de una
perfecta Justicia y destaca la necesidad de “elevarnos a Dios en la integridad de
nuestras propiedades y relaciones para recibirlo en conocimiento, sentimiento,
voluntad y obra” 47 .
45 J. Sanz del Río, Analítica, apud F. Martín Buezas, La teología de Sanz del Río y del krausismo
español, Madrid, Gredos, 1977, p. 75.
46 N. Salmerón, «Prólogo», en G. Tiberghien, Estudios sobre la religión, traducción de José
Calderón Llanes, Madrid, Bernardo y Hermenegildo Editores, 1873, p. X.
47 U. González Serrano, Estudios sobre los principios de la Moral con relación a la doctrina
positiva, Madrid, Imp. Española, 1871, pp. 20-21.
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