miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Con el krausopositivismo, o sea aquel cambio en la dirección de una
progresiva positivación del pensamiento que experimentan los círculos krausistas
españoles durante el último tercio del siglo XIX, se intenta conciliar, como
sugiere la palabra, el krausismo con el positivismo, determinando aquella
contradicción de conjugar un movimiento metafísico con su exacto opuesto, ya
que ha de entenderse como
“la lógica y necesaria evolución del krausismo que, al entrar en contacto con la filosofía del
positivismo, se deja influir por ella fundamentalmente en lo concerniente al método, y trata de
compaginarlo y armonizarlo con su originario sentido idealista hasta conseguir una alianza, una
síntesis armónica entre la especulación (krausismo) y la experiencia (positivismo) que supere el
dualismo positivista del mondo moderno” 48 .
El krausismo se convierte, pues, en el elemento aglutinador de dispares
ideologías, y tanto el naturalismo como el positivismo penetraron en los círculos
culturales españoles, influenciados por el frágil misticismo del movimiento, no
por una ponderada aceptación de sus principios, sino por una elección
apriorísticamente anticatólica y antitradicional.
No hace falta explicar que la Iglesia vio con recelo el krausismo y que no
estaba dispuesta a transigir con sus principios que remitían a un irenismo
secularizado y filosófico, puesto que su cristianismo, diferente del católico, se
reconocía deudor de los “nuevos desarrollos y complementos” que se registraron
“en armonía con la historia progresiva humana” 49 , según una interpretación de la
religión no como forma exterior de la Iglesia, sino como el amor puro, el
humanismo de las civilizaciones, el amor entre los hombres, la dignidad humana,
la Caridad, la intimidad del sentimiento, la disposición universal al amor y la
creencia que la ciencia y el arte puedan mover a estudiar la ley divina en la
historia, en la esperanza que en la sociedad religiosa se cumpla “un nuevo
progreso bajo el espíritu y doctrina cristiana” 50 . Con la penetración del
positivismo en España, aquel vago misticismo sobre el cual se fundaba la primera
especulación krausista se debilitó aún más, y mucha parte de la intelectualidad del
48 A. Jiménez García, El krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, Madrid, Cincel, 1986, p.
114.
49 K. C. F. Krause, Das Urbild der Menschheit: ein Versuch, Dresden, Frommann-Holzboog, 1811,
edición consultada Ideal de la humanidad para la vida, traducción española de J. Sanz del Río,
Madrid, Imprenta de Manuel Galiano, 1860, p. 74.
50 Ibidem, p. 75.
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