miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

del alma, a través de un entrañable sentimiento voluntarístico y creador que
acaricia el ámbito experiencial, pero sin satisfacer a la razón:
“La solución católica de nuestro problema, de nuestro único problema vital, del problema de la
inmortalidad y salvación eterna del alma individual, satisface a la voluntad, y, por tanto, a la vida;
pero al querer racionalizarla con la teología dogmática, no satisface a la razón” 192 ;
ii) no pasar por alto la doctrina escatológica en favor de la ética, sobre la base de
una influencia kantiana que se prolongó en el modernismo religioso a través de
una concepción de la moral católica independiente de la trascendencia del alma
humana. El movimiento modernista manifestó cierto parecido con la doctrina ética
kantiana que, en su intención moral, prescindía de la supervivencia del alma, es
decir, no tenía sentido concebir una moral como un modelo de comportamiento
con vistas al premio final. De ahí que, en este sentido, se privilegie una reflexión
ética más bien que escatológica. Por lo cual, Unamuno no podía aceptar una moral
filosófica como la del kantismo que se basaba, sustancialmente, “en el placer
mismo de hacer el bien [...] en un concepto seco y austero del deber” 193 . La
esperanza en la vida de ultratumba fue, por el contrario, lo que de la religión más
interesó a Unamuno 194 ;
iii) no negar la trascendencia de Dios, ya que en su pensamiento se determina una
extraña intersección entre trascendencia e inmanencia. De esa forma, su
planteamiento religioso se aleja del máximo representante del movimiento, Alfred
Loisy, quien con “su crítica sobre las aptitudes metafísicas de la razón, manifiesta
un profundo agnosticismo y un inmanentismo”, según la interpretación de Azam,
hasta el punto de llegar a “confundir a Dios con nuestra conciencia misma” 195 .
192 STV, OCV, XVI, p. 205.
193 Ibidem, p. 123.
194 Cfr. A. Sánchez Barbudo, cit., p. 94.
195 G. Azam, El modernismo desde dentro, cit., p. 59.
229