miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

vez con los requisitos de una y otra actitud, a saber: el problema de España y la
identidad nacional, por lo que respecta la Generación del '98; la definición de los
valores humanos en el mundo moderno y la identidad cultural, por lo que
concierne al modernismo. Modernismo y '98, a partir de la idea de Juan Ramón
Jiménez, empezaron a considerarse, por una parte de la crítica, como dos actitudes
mentales provocadas por una misma crisis.
La reflexión del poeta se basaba en dos propósitos esenciales: realizar una
ruptura con las esferas temáticas y con los distintos ámbitos del pensamiento
intentando aglutinar el modernismo literario con el teológico, y ofrecer una más
amplia visión del movimiento modernista en el que se recogían también los
representantes de la llamada Generación del '98. Para el poeta moguereño, Azorín,
Baroja, Benavente, Unamuno, Darío, etc., comparten una misma actitud:
“El modernismo no fue solamente una tendencia literaria: el modernismo fue una tendencia
general. Alcanzó a todo. Creo que el nombre vino de Alemania, donde se producía un movimiento
reformador por los curas llamados modernistas. Y aquí, en España, la gente nos puso ese nombre
de modernistas por nuestra actitud. Porque lo que se llama modernismo no es cosa de escuela ni de
forma, sino de actitud. Era el encuentro de nuevo con la belleza sepultada durante el siglo XIX por
un tono general de poesía burguesa. Eso es el modernismo: un gran movimiento de entusiasmo y
libertad hacia la belleza” 79 .
Por consiguiente, cabe preguntarse ¿a qué actitud se refiere el gran poeta
español? Tomando al pie de la letra la definición de modernismo, se puede decir
que, en general, significa exaltación de todo lo moderno, lo nuevo, el fruto más
maduro de la búsqueda de innovación. Lo novedoso puede ser también
considerado lo más subjetivo en la medida en que entraña una nueva experiencia
de la subjetividad del creador. En este sentido, el modernismo representaría la
definitiva y radical ruptura con el pasado, un tiempo, según Cerezo y Galán, “que
no podía ser superado o trascendido, porque era puro autotrascendimiento, al
llevar en sí el germen de su propia autorrevisión crítica” 80 . Es la época inspirada,
en otros términos al principio del “yo”, de un “yo” inmanentista. Lo que le pone
en el mismo plano, si queremos seguir abarcando el concepto desde un punto de
vista tan amplio, del romanticismo, de un romanticismo tardío por su oposición al
79 J. Jiménez R., El modernismo. Notas de un curso (1953), edición de R. Gullón, Madrid, Aguilar,
1962, p. 17. Declaración al diario madrileño La Voz, 18 de marzo de 1935.
80 P. Cerezo Galán, «Variaciones sobre el tema del yo en la crisis de fin de siglo», en Tu mano es
mi destino, cit., pp. 59-60.
320