miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

de Unamuno a la herejía implícita al movimiento que tenía como único objetivo el
de fomentar la invectiva contra una de las voces intelectuales más populares, y por
consiguiente más peligrosas, que atentaban el tradicional y conservador
pensamiento eclesiástico. El resultado fue, de hecho, legitimar la condena que en
1957 pondrá en el Índice de los libros prohibidos dos de las obras más famosas de
Unamuno. La temática del modernismo religioso en don Miguel cae en el olvido
durante algunos años hasta que, con la publicación del inédito Diario íntimo en
1970 – que sin duda abre el camino a nuevas perspectivas – y la apología de su
credo heterodoxo llevada a cabo por un representante de la autoridad, el P. Félix
García, el problema de la inserción de Unamuno en un movimiento o confesión o
religión vuelve a estar en boga. En virtud de nuevos estudios sobre el
planteamiento religioso del vasco, se convierte en tarea díficil establecer de
manera unívoca la naturaleza de su fe. Por eso tanto González Martín como
Gaetano Foresta, no se aventuran a conferirle la etiqueta de modernista religioso
cuando aluden al tema respectivamente en 1978 y 1979. Tampoco las páginas que
Botti consagra a don Miguel en su estudio sobre la crisis religiosa modernista en
España de 1987, pueden considerarse un intento puro de inserción del pensador
vasco en el movimiento, ya que, a pesar de que sitúe en la breve etapa finisecular
algún parecido con el socialismo cristiano más o menos opinable, aborda la
cuestión con mucha prudencia sin trascender los límites plausibles al anclarse de
continuo en el breve contacto o influencia que procedía de su innegable interés
por el asunto de la reforma espiritual y eclesiástica. Mientras, algo iba cambiando
en el panorama de la crítica española y el modernismo literario, que con
demasiada prisa fue considerado un desvío artístico ya que, en un momento de
crisis política y económica, España no necesitaba una inyección de confianza que
procediera del cultivo estético del arte, seguirá cobrando siempre mayor éxito en
virtud de una revisión crítica que lo depuró de esa acepción peyorativa de la que
surgió el término. Y los estudiosos empezaron a percatarse de que el modernismo
literario fue uno de los rasgos más distintivos de la literatura española e
hispanoaméricana de entresiglos. Pero faltaba algo para conferirle la plenitud de
un movimiento de pensamiento completo y justo en la especulación teológica y
filosófica, cuya carencia España siempre sufrió, se señaló el punto débil. De tal
vacío se queja el mismo don Miguel. Con respecto a la filosofía española, al
comentar algunos trabajos de Menéndez y Pelayo, afirma que “hasta ahora el
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