miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

Albert Schweitzer: “Il Regno di Dio è sempre imminente, perché è il precipitato di
tutte le aspirazioni al bene, al santo, al giusto” 44 .
El entusiasmo por la espera del Reino de Dios siempre ha de permanecer
encendido en el hombre, y justo de este punto arranca su tercera y última objeción
a la obra de Unamuno. El ideal del Reino de Dios no terminó con el desengaño de
aquellos fieles que acogieron a Jesús “con palmas al entrar en Jerusalén” 45 , sino
que sigue viviendo en el auténtico cristiano por efecto de la confianza en la
espera. El retraso escatológico no ha de ser entendido ni como señal de la derrota
de Dios, ni como motivo de descreimiento en la escatología, ya que todo puede
ser superado a través de una inquebrantable fe en la espera y en la esperanza. La
visión escatológica de Buonaiuti es, sustancialmente, análoga a la de Loisy, el
cual, en el capítulo segundo de su L'Évangile et l'Église titulado «Le Royaume des
Cieux», plantea la idea de que el núcleo del mensaje de la predicación de Jesús no
era ni la cristología, ni la eclesiología, ni los sacramentos, sino el Reino de Dios;
aquel Reino que vendrá, como demuestran los invitados de Jesús, a la conversión
con vistas a la cercanía del Reino.
La verdadera agonía, contradicción y contraposición de componentes cristianas
no estriba en el conflicto entre la paternidad fisiológica de la resurreción de la
carne y la paternidad espiritual de la inmortalidad del alma, sino en el historicismo
modernista que apunta a la redención del individuo según la ética colectivista del
cristianismo social. Afirma Unamuno:
“Hay que distinguir el cristianismo, o mejor la cristianidad, del evangelismo […] en el
evangelismo se contiene acaso otra religión que no es la cristiana” 46 ;
y Buonaiuti contesta, reclamando la única paternidad de Dios y revalorizando el
más auténtico mensaje del Evangelio, que don Miguel menoscaba en no pocas
ocasiones,
“E quello sforzo «agonistico» si ottunde e si paralizza, cedendo il posto ad una «agonia mortale»,
quando ci si dimentica, per la preoccupazione angusta della propria paternità di qualsiasi genere,
che il Vangelo ha innalzato l’uomo alla libertà, alla pace, alla gioia, proclamando una sola
44 E. Buonaiuti, «Gesú e la morale», 1931, en Il Vangelo e il mondo, Modena, Guanda, 1934, p. 55.
45 AC, OCV, XVI, p. 477.
46 Ibidem, p. 475.
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