miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

modernista italiano, a saber: la lucha religiosa de finales del siglo XIX y
principios del XX estaba pensada para construir y no para destruir. El modernismo
religioso, el italiano en particular, tiene en efecto finalidades constructivas e
instructivas. Jamás se opuso a la Iglesia para abandonar el catolicismo, como ya
hemos abundantemente comentado en la I a parte del presente trabajo. Sorprende
que el joven poeta y pensador italiano no muestre algún tipo de sujeción
psicológica al defender su planteamiento, y el del movimiento todo, frente al
distinto enfoque del más célebre y experto escritor, poeta, ensayista español y
anciano Rector de la más antigua Universidad de España. Lo que sucede es que
Boine está convencido, por lo menos en esta etapa de su vida, de lo que sigue
sosteniendo y, con lo cual, no duda en contestarle el 22 de abril de 1907, después
de haber leído y traducido al italiano el ensayo del vasco «De la desesperación
religiosa moderna» que se publicará en Il Rinnovamento en junio del mismo año,
que su idea de desesperación puede constituir un punto de partida para la
búsqueda de Dios, pero de ninguna forma puede ser considerado el fin, ya que es
un sentimiento que el verdadero creyente ha de superar pronto para evitar un
fracaso apriorístico. Pero Unamuno es sordo y ciego frente al ensueño modernista
y no ve ninguna posibilidad de desarrollo del cristianismo sino a través de la
ruptura con el catolicismo. Por ello vuelve sobre el tema del excesivo contagio
político de la Iglesia a lo largo de los siglos, y no ve más allá de una institución
que ha dejado el asunto religioso para una preocupación de orden económico-
social. Al igual que los católicos belgas, incluso el clero español tiene ahora como
principales negocios unos aspectos de orden práctico. La última carta que Boine
escribe a Unamuno, la del 21 septiembre de 1908, es bastante evasiva, sólo se
limita a informarle, además de sobre algunos asuntos que afectan a sus eventuales
publicaciones para la revista milanesa, de que en Italia hay una tendencia extrema
del modernismo religioso excesivamente apocalíptica y pragmatista, representada
por el grupo romano de Buonaiuti y de la revista Nova et Vetera. Se lo dice,
presumiblemente, para tomar distancia de algunas expresiones del modernismo
religioso, del pragmatismo filosófico y del concepto de desesperación que sólo
puede aniquilar cualquier intento de reconstrucción espiritual de la fe católica. La
correspondencia se cierra con una última carta de Unamuno fechada el 13 de
octubre de 1908. Aquí don Miguel nos brinda el importante testimonio de un
intelectual español implicado en todo tipo de asunto religioso. No había
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