miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

adjetivo décadents en Francia, sobre el modernismo religioso, por el contrario,
pendió la espada de Damocles de la condena papal que le salpicó negativamente
por lo menos hasta su definitiva extinción. Así que si por un lado podría
justificarse, al menos en algunos aspectos, una posición que superara la maniquea
distinción entre modernismo literario y Generación del '98, por el otro sería
“absurdo”, como sostiene Manuel Alvar, “culpar a la literatura moderna de los
mismos desvíos que a los teólogos anti-papales 77 .
Por todo lo dicho hasta ahora, el argumento podría agotarse sólo al notar que
una sustancial unidad entre modernismo literario y religioso había en el rechazo
del dogma – bien fuera éste de naturaleza religiosa o literaria –, en la oposición a
la tradición conservadora – bien política, bien eclesiástica – y en la rebeldía a la
autoridad – tanto laica como religiosa –. Incluso Díaz-Plaja, uno de los mayores
partidarios de la distinción entre modernismo y Generación '98, creyó oportuno
evidenciar, con toda honradez intelectual, algunas coincidencias entre
modernismo religioso y modernismo literario que corroboraban aquella visión del
modernismo como tendencia general sostenida por la crítica contraria a su
posición, a saber: el antitradicionalismo, el agnosticismo, el intuicionismo
contrario al racionalismo y la sustitución de los dogmas con actos de sinceridad
interior 78 . Sin duda, la cuestión es más compleja y merece algunas consideraciones
más.
En 1935 Juan Ramón Jiménez presentó una visión del modernismo como
movimiento global que se oponía a una división generacional realizada sobre el
dato concreto, pero objetivamente poco indicativo, de la fecha de nacimiento,
influyendo significativamente a la crítica posterior. Si se exceptúa una breve
alusión al tema hecha por Federico de Onís en 1934, por primera vez se avanza un
planteamiento, en el caso particular de España, en el que sin duda descansan
algunas verdades. Los estrechos límites con que Salinas establecía la identidad de
una generación literaria coincidente con la fecha del desastre, se mostraron
enseguida inadecuados al caso español por la imposibilidad de separar en distintas
corrientes a intelectuales como, sobre todo, Antonio Machado, Valle-Inclán y
Azorín, que muy a menudo se movían entre una y otra tendencia cumpliendo a la
77 M. Alvar, «Modernismo, parnasismo, simbolismo, decadentismo, exotismo», en Historia de
España, edición de R. Menéndez Pidal, La edad de Plata de la Cultura Española (1898-1936),
cit., XXXIX-II, pp. 45-75, cit. p. 47.
78 Cfr. G. Díaz-Plaja, Modernismo frente a noventa y ocho, cit., p. 8.
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