miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“curiosidad por los problemas racionales, ansia de nuevas investigaciones, actividad incesante por
acaudalar cuantas peregrinas noticias puedan ofrecerle el adelanto del saber, los descubrimientos
científicos, y las investigaciones históricas” 83 .
No aparece en estas páginas ningún tipo de referencia a las sombras que en esa
época siguen envolviendo a la Iglesia; se respira, por el contrario, un aire de
entusiasmo hacia las novedades, la ciencia y el progreso que ni la liberalidad, ni el
optimismo del espíritu franciscano pueden explicar. Incluso Miguel de Unamuno,
llamado a colaborar en la revista para corregir la afirmación del P. Manuel de
Cuevas que le tachó de “ateo por una instrucción tan vasta como mal digerida” 84 ,
subrayó la serenidad del autor del artículo y de la revista toda 85 . Este clima dentro
de la revista se justifica también al considerar la moderación del los colaboradores
más abiertos a las novedades, como es el caso de Miquel d'Esplugues.
En dos artículos de algunos meses después formula su teoría sobre «El sentido
conservador de la Iglesia romana y sus relaciones con el verdadero progreso»,
cuyos cimientos están constituidos por la convicción de que en la Iglesia
concurren dos corrientes: la conservadora y la progresista. Éstas encuentran su
propia armonización en la gran síntesis cristiana, sobre la que descansa el espíritu
y el secreto de la Iglesia: “Conservar progresando” 86 . Una posición objetivamente
no comprometedora, imparcial y equidistante tanto del progresismo como del
tradicionalismo, pero algo es algo y su posición puede considerarse relevante en
una orden, la franciscana, que produjo acérrimos enemigos del modernismo
religioso como el cardenal Vives i Tutó y en una tierra donde la mentalidad
eclesiástica dominante no supo hacer más que dirigir constantes ataques a la
corriente reformadora.
Sin embargo, la posibilidad de diálogo con la facción reformadora implícita a
las señales de concilación que de vez en cuando lanza a través de sus comentarios,
cae frente a su explícita censura hacia los representantes del modernismo religioso
y del protestantismo liberal como Harnack, Schell, Loisy, Murri, Fogazzaro y
Bonomelli 87 . Con la publicación del Lamentabili y de la Pascendi dedica tres
83 Ibidem, p. 6.
84 M. de Cuevas, «Feminismo y cristianismo», ibidem, pp. 41-44, cit. p. 42.
85 M. de Unamuno, «Feminismo y cristianismo», ibidem, n. 3, pp. 160-165.
86 M. d'Esplugues, «El sentido conservador de la Iglesia romana y sus relaciones con el verdadero
progreso», ibidem, n. 6, pp. 321-331; n. 7, pp. 385-393.
87 Ibidem, p. 325.
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