miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“En mis diálogos quiero exponer un pensamiento filosófico y aun metafísico que no arranque del
yo de la conciencia individual, sino de la sociedad del yo colectivo; así como se ha hecho una
filosofía a partir de la psicología, ¿no cabría hacerla partiendo de la sociología, que es una
psicología más amplia? El concepto mismo de Dios hay que estudiarlo en la sociedad. Es en el
fondo el método histórico. La lingüística me ha llevado a él; le debo muchas indicaciones,
¡Cuántas reflexiones me ha sugerido el papel del individuo en el progreso del lenguaje! […] Es la
sucesión de individuos y la diversidad entre éstos lo que ocasiona el progreso lingüístico” 35 .
Además, podemos conformarnos sólo en parte con la visión de Oromí cuando
define el Dios de Unamuno como “la personalización del Universo como efecto
de nuestra voluntad, y, como tal, Dios es la Voluntad suprema, es decir, la
suprema irracionalidad” 36 . Si por un lado es cierto que el Dios unamuniano es
reflejo de la voluntad de los individuos, por el otro representa la revelación y la
personalidad divina que coincide con lo absoluto, por lo cual no puede
considerarse en sí mismo como voluntad suprema. Coincidir con lo absoluto
significa que de nada depende y de nada necesita para ser consciente, “no puede
tener inteligencia ni voluntad” ya que “El absoluto no puede ser bueno ni malo, ni
sabio ni ignorante, ni perfecto ni imperfecto porque todo esto son relaciones” 37 e
inteligencia y voluntad son relaciones que no pueden existirr si no hay,
respectivamente, objeto conocido o bien querido, y por lo tanto, deducimos, no
puede ser ni racional ni irracional según este tipo de planteamineto.
Claro es que Miguel Oromí habla en calidad de padre franciscano y, por lo
tanto, ni puede aceptar la teorías reformistas de Unamuno, ni puede alejarle
demasiado de la condena pontificia y, por consiguiente, necesita insertarle entre
los que fueron considerados herejes para censurar de una vez su postura religiosa.
A pesar de ello, hay que reconocer el mérito de Miguel Oromí que muy
tempranamente vio, no sin razón, algunos puntos de contacto entre el Rector de
Salamanca y el modernismo religioso. Lo que le lleva a la rotunda conclusión, que
desde aquí compartimos plenamente, de que la mayor originalidad del
pensamiento religioso de Unamuno hay que buscarla no tanto en su supuesto
modernismo, que si hubo fue débil y no tajante como el de la mayoría de sus
35 «Carta a Giner de los Ríos», 27 de diciembre de 1899, en J. J. G. Cremades, cit., p. 281.
36 M. Oromí, cit., p. 126.
37 «Carta a Juan Solís», Unamuno sólo se límita a escribr que empezó el texto en Bilbao el día 2 de
octubre sin especificar el año. L. Robles sostiene que es de 1890, antes de casarse. En L. Robles,
«Unamuno y las pruebas de la existencia de Dios: “Carta a Juan Solís”», en Religiosidad popular
en España, Actas del Simposium de 1-4 septiembre de 1997, El Escorial, R.C.U. Escurillenses,
Tema II, pp. 1022-1023.
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