miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

diferentemente de lo que afirma Cózar Castañar 316 , Unamuno no distinguía la
figura histórica de Jesús de la idea metafísica de Cristo, porque las considera dos
unidades indivisibles de una misma entidad, y de esa forma se garantiza la
posibilidad de seguir creyendo en la eternidad. Compárese, por ejemplo, el citado
pasaje de Del sentimiento sobre el Concilio de Nicea con las tajantes afirmaciones
del criticismo modernista de la primera década del siglo XX, en particular del
reverendo R. Roberts y Alfred Loisy. “In the light of recent criticism”, dirá
George Tyrrell, “it is increasingly difficult to find the Nicene Christology in the
New Testament and the ante-Nicene Church” 317 . A este respecto resulta útil una
comparación de la idea de Unamuno sobre el tema de Jesús o Cristo? expuesta en
Del sentimento y en su artículo publicado en Cœnobium en 1910 con el
suplemento del Hibbert Journal de 1909 en que aparecen distintos enfoques sobre
la problemática, para comprender su sustancial distancia de las posiciones
modernistas. Por la complejidad y amplitud del tema, será preciso separar el
estudio en dos distintos apartados. Tendremos la oportunidad de profundizar en el
argumento en la II a parte de este trabajo, donde nos fijaremos en la producción
ensayística del vasco sobre la cuestión del Cristo de la historia y de la fe. Aquí, en
cambio, centraremos nuestra atención casi exclusivamente en su producción
poética.
Ante la inoportuna observación de un extranjero que consideraba repugnante el
exhibicionismo de la pasión, Unamuno confesó su preferencia, en cuanto reflejo
del alma española, por los “Cristos lívidos, escuálidos, acardenalados,
sanguinosos, esos Cristos que alguien ha llamado feroces” 318 . En efecto, después
de una ponderada producción poética de carácter cristológico, parece concluir su
trayectoria preferiendo el Cristo que todavía no está muerto, el agonizante, el que
está a punto de morirse, pero aún no se muere, la imagen, dicho sea de otra forma,
que pasó a la historia bajo el nombre de El Cristo crucificado de Velázquez. Sin
embargo, la figura de un Cristo desgarrado, reflejo de su alma atormentada,
reaparece en distintos pasajes de su obra lírica. De hecho llaman la atención, por
316 “Está hablando nuestro autor el mismo lenguaje de los modernistas eclesiástico, que distinguían
entre el Cristo de la fe, el resucitado, y el Cristo histórico, el real, el humano”. J. Cózar Castañar,
cit., p. 122.
317 G. Tyrrell, «The point at issue», publicado en The Hibbert Journal Supplement titulado Jesus or
Christ? Eighteen essays by various writer, London, Williams and Norgate, 1909, pp. 5-16, cit. p.
8.
318 Ibidem, p. 402.
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