miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

filosofía. Y Sabatier presenta a Jesús, en el texto citado, como “maître et
l'initiateur de la vie religieuse supérieure” 348 , pero en el sentido en el que, aunque
en grado superior y sublime, fueron inspirados todos los grandes guías de los
hombres. El fideísta francés explica, entonces, cómo la concepción de su
naturaleza fue mutándose a lo largo de los primeros siglos de la era cristiana. En
principio era el hijo de David, luego el hijo de Dios, hasta adquirir una condición
metafísica después de los concilios de Nicea y de Calcedonia. Este proceso
representaría, a su parecer, un peligro por ser ajeno a la verdadera doctrina del
“maître”, en cuanto “transforment en un rapport métaphysique ce qui était, en
Jésus, un sentiment moral et humain” 349 y en la metafísica trascendente se realiza
una forma de mitología superior y paganismo que sólo fortalece la diferencia entre
Dios y el hombre. Así que el Cristo que a través de la nueva revolución
epistemológica iba descubriéndose pretendía ser más cercano al pensado
originariamente, mientras que el modelo definido por la Iglesia a lo largo de los
siglos y forjado por la filosofía helénica no sería nada más que el fruto de la
evolución histórica. Este es, sustancialmente, el mismo presupuesto sobre el cual
se basa la especulación de Harnack. El teólogo protestante considera
sustancialmente ilegítimo el proceso de divinización que se cumplió a través de la
elaboración teológica y de los concilios, y con respecto a la progresiva elevación
de la figura de Cristo elabora aquella distinción entre Evangelio de Jesús y
Evangelio sobre Jesús 350 . En este sentido Cristo no era Dios, es decir, él anunciaba
el Reino, pero no a sí mismo como contenido del proprio mensaje. Loisy, en
cambio, agrega una pequeña distinción a su presupuesto epistemológico que
supera el método protestante de “psicologizzazione dei contenuti” 351 de las
Sagradas Escrituras. Su “forte senso delle istituzioni” 352 , es decir, su voluntad de
quedar dento del catolicismo, le llevó, aun reconociendo como el mismo Harnack
el lenguaje metafísico y simbólico del dogma, a una toma de posición contra el
planteamiento harnackiano. Ya hemos hecho una breve referencia a su
discrepancia en mértio a la polémica sobre los dogmas; otra diferencia de
348 A. Sabatier, Esquisse d'une philosophie de la religion d'après la psychologie et l'histoire, Paris,
Fischbacher, 1892, edición consultada, 1897 3 , p. 133.
349 Ibidem, p. 191.
350 Cfr. A. von Harnack, Das Wesen des Christentums, Hinrichs, Leipzig, 1900; edición
consultada, L'essenza del cristianesimo, traducción italiana de G. Bonola, Queriniana, Brescia,
1980, pp. 147-148, 156-158, 267-268.
351 G. Forni Rosa, Il dibattito sul modernismo religioso, Bari, Laterza, 2000, p. 77.
352 Ibidem.
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