miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

camera caritatis confiesa a Lázaro creer “que más de uno de los más grandes
santos, acaso el mayor, había muerto sin creer en la otra vida” 114 . Se establece,
pues, una connivencia entre los dos personajes que, aunque sean incrédulos cada
uno a su modo, manifiestan una análoga actitud escéptica frente al más allá. Al
igual que don Manuel, el ateo Lázaro expresa sus dudas sobre la resurrección de la
carne al distinguir dos clases de hombres peligrosos:
“los que convencidos de la vida de ultratumba, de la resurrección de la carne, atormentan, como
inquisidores que son, a los demás para que, despreciando esta vida como transitoria, se ganen la
otra, y los que no creyendo más que en […] este mundo esperan no sé qué sociedad futura y se
esfuerzan en negarle al pueblo el consuelo de creer en otro […] De modo que hay que hacer que
vivan de la ilusión” 115 .
Benedetto, en cambio, aunque manifiesta todos los síntomas de una reforma
moderna y modernista del catolicismo, no duda en afirmar que la modernidad es
buena, pero la eternidad es mejor. Así, reprocha a todos los renovadores
demasiado implicados en la acción católica en el ámbito administrativo y político
haber descuidado el principio escatológico, fundamental en el catolicismo, por no
tener en cuenta la eternidad del alma que se alcanza a través de la glorificación del
Padre y de las obras buenas, más que por triunfos electorales 116 . Esto no significa
que un hombre merezca la muerte eterna por negar aquel Dios que se le viene
propuesto de una forma inaceptable para su proprio intelecto, en cuanto la
eternidad se alcanza a través del amor hacia la Verdad y la práctica del bien 117 . La
otra vida se edifica, según la predicación del párroco de Valsolda de Lugano, a
través de un continuo trabajo en la vida terrenal que tienda a la búsqeda de la
Verdad y de una Unidad de intentos humanos 118 . En ambos personajes se nota, en
otras palabras, una inclinación semejante hacia la acción, pero con la sustancial
diferencia de que don Manuel admite aquel tipo de pragmatismo que puede
prescindir de la creencia, de la fe y de la componente religiosa. Por eso, en su
visión del mundo terreno y de la finalidad del hombre en la tierra no necesita creer
en la eternidad, siendo en esto más semejante a la escéptica Jeanne Dessalle 119 ;
114 Ibidem, p. 622.
115 Ibidem, pp. 620-621.
116 Cfr. Il Santo, pp. 224-225.
117 Ibidem, p. 189.
118 Ibidem, p. 110.
119 “Jeanne respingeva, tanto inesorabilmente quanto in passato, Iddio e l'immortalità umana come
421