miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

tienen méritos más que sobrados para ser incluídas en el Índice de los libros
prohibidos” 66 .
Prescindiendo de las personales consideraciones de un teólogo, azobispo de
Pamplona, profesor de Teología Dogmática, obispo español testigo del Concilio
Vaticano II, que no podía pronunciarse de forma diferente con respecto a la
producción unamuniana, los puntos de contacto que señala con el ideario
modernista son los mismos que ya había señalado Quintín Pérez, es decir, la
imposibilidad de entender a Dios como objeto de ciencia, el inmanentismo vital,
el relativismo pragmático, el evolucionismo y el simbolismo dogmático. Aunque
un poco aproximativo al asociar el dualismo unamuniano al kantiano y al remitir
su visión relativista de la realidad exclusivamente a James, que no le permite tener
en cuenta algunos matices del pensamiento unamuniano que no son de subestimar,
acierta el clérigo en señalar los puntos de contacto entre el vasco y el movimiento.
En efecto, la sistematicidad de su trabajo tiene otro valor investigador respecto al
texto de Quintín Pérez, que resulta ser un árido listado de pasajes extraídos de los
textos unamunianos a los que coteja con las enseñanzas de la doctrina católica.
Quintín Pérez no se aventura a ningún tipo de análisis científico, mientras que
José María Cirarda estudia su pensamiento con cierta sistematicidad a pesar de
algunas aproximaciones y conclusiones precipitadas. Por lo cual, su trabajo, aun
contaminado por un planteamiento faccioso que no admite otro enfoque sino el
católico ortodoxo que le lleva a negar la validez de la producción unamuniana,
tiene el mérito de analizar según una lógica esquemática el pensamiento religioso
del vasco en clave modernista, y no es una mera invectiva, como la de Quintín
Pérez, contra su orientación religiosa para derribarla desde sus cimientos y
demostrar la falta de fundamento de sus tesis. En todo caso, a pesar del lazo entre
Unamuno y el movimiento modernisa que seguiremos estudiando a continuación,
el escrito de Cirarda ofrece dos consideraciones sobre las que merece la pena
demorarse un momento.
La primera consiste en que “como teólogos, no tenemos absolutamente nada
que aprender en sus escritos” 67 , o sea la supuesta especulación modernista de
Unamuno no tiene el alcance de la de un teólogo como Loisy o la convicción de
los católicos laicos de Il Rinnovamento, ya que diverge en algunos aspectos que
66 Ibidem, p. 39.
67 Ibidem, p. 5.
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