miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

“Confieso sinceramente que las supuestas pruebas racionales – la ontológica, la cosmológica, la
ética, etc. – de la existencia de Dios no demuestran nada; que cuantas razones se quieren dar de
que existe un Dios me parecen basadas en paralogismos y peticiones de principio. En esto estoy
con Kant ” 152 .
Esto es lo que afirma el pensador bilbaíno en 1907, y lo mismo reitera en Del
sentimiento trágico de la vida al afirmar que “todas las lucubraciones pretendidas
racionales o lógicas en apoyo de nuestra hambre de inmortalidad, no son sino
abogacía y sofistería” 153 y que
“Las supuestas pruebas clásicas de la existencia de Dios refiérense todas a este Dios-Idea, a este
Dios lógico, al Dios por remoción, y de aquí que en rigor no prueban más que la existencia de esa
idea de Dios” 154 .
Algo parecido ya había dicho en 1904:
“No necesito a Dios para concebir lógicamente el universo, porque lo que no me explico sin Él,
tampoco con Él me lo explico. Hace ya unos años, cuando por culpa de esa condenada filosofía,
chapoteaba yo en el ateísmo teórico, cayó en mis manos cierto libro de Carlos Vogt, en el que leí
un pasaje que decía poco más o menos: Dios es una equis sobre una gran barrera situada en los
últimos límites del conocimiento humano; a medida que la ciencia avanza, la barrera se retira. Y
recuerdo que escribí al margen estas palabras: De la barrera acá, todo se explica sin Él, de la
barrera allá, ni con Él, ni sin Él, Dios por tanto sobra” 155 .
La razón humana es, por lo tanto, incapaz de satisfacer la inmortalidad
trascendental, pero, no obstante, queda en Unamuno la voluntad de sobrevivir
como pilar de una postura existencialista opuesta a la concepción ética kantiana.
La metafísica no conduce a Dios, “la razón no nos prueba que Dios exista, pero
tampoco que no pueda existir” 156 , y esa impotencia de la razón de tener a Dios por
objeto de ciencia, acerca al pensador vasco a la perspectiva agnóstica de la
metafísica kantiana, aunque no se trata de un agnosticismo absoluto ya que si por
un lado la razón no puede demostrar la existencia de Dios, tampoco puede
demostrar su inexistencia. El fracaso de la razón no excluye en Unamuno el
camino hacia Dios ya que hay otra vía para alcanzarlo, es decir, esa hambre de
152 «Mi religión», 1907, OCV, XVI, p. 120.
153 STV, OCV, XVI, p. 219.
154 Ibidem, VIII, p. 288.
155 «Sobre la filosofía española», OCV, III, p. 743.
156 STV, OCV, XVI, p. 278.
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