miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

premisas del pragmatismo inmanentista, por el otro había quien – como von
Hügel, Fracassini y el propio Buonaiuti – manifestó no pocas dudas al opinar que
no se habían abandonado las doctrinas de Santo Tomás y Aristoteles para abarcar
un pragmatismo doctrinario 131 . Las razones de la falta de una total aceptación por
parte de los religiosos, tal vez han de buscarse en sus premisas maquiavélicas,
cínicas y excesivamente utilitaristas que se oponían al más auténtico espíritu
cristiano y católico; también pueden señalarse, según el tajante juicio de Croce, en
aquella continúa ostentación, como si fuera una riqueza grande, “del vuoto
cerebrale e dell’impossibilità di riempirlo, e, a quel che sembra, ne gongola di
gioia” 132 . Incluso Fracassini, que arranca de un presupuesto diferente del de
Buonaiuti, o sea rechazar la concepción escatológica excesivamente mundana del
socialismo cristiano, señalará en el pragmatismo un punto débil del modernismo
por interpretar los dogmas cristianos, la doctrina de la inmortalidad del alma, la
divinidad de Jesucristo y el problema de la existencia de un Dios personal, como
“disposizioni particolari della psiche religiosa” desprovistas de todo valor
objetivo. De la misma opinión se mostrará también la revista milanesa Il
Rinnovamento que, en una nota de la redacción en respuesta a la carta abierta de
un anónimo lector, comparte su opinión al interpretar la reducción de la obra de
Jesucristo a mera anunciación del reino de Dios en la tierra, como extrema
consecuencia del pragmatismo que había brindado una justificación teórica a la
condición psicológica de los neo-modernistas 133 .
Con lo cual, no basta revelar el influjo del pragmatismo jamesiano de fondo en
el pensamiento religioso unamuniano para incluirlo en el modernismo religioso,
así como no bastaría señalar otras incidencias como el simbolismo religioso de
Herbert, el dogmatismo moral de Laberthonnière y el pragmatismo de Le Roy, si
luego faltan las del modernismo teológico de Tyrrell y de von Hügel, el método
histórico de Loisy, la apologética de Blondel y la exégesis del P. Lagrange, sólo
por citar las más importantes.
Quizás sea ésta la mayor diferencia entre don Miguel y los auténticos
representantes del movimiento: a Unamuno le falta una estructura de pensamiento
131 Se expresan así Buonaiuti en Le modernisme catholique, ibidem, p. 213, y Fracassini que, en
una carta enviada a Piastrelli el 6 marzo de 1909 comparte la idea que von Hügel había a su vez
expuesto en otra carta a él dirigida y resume su contenido al amigo italiano, apud P. Scoppola, cit.,
p. 320.
132 B. Croce, «Per la rinascita dell’idealismo», 1908, en Cultura e vita morale, Bari, Laterza, 1926,
primera edición de 1914, p. 36.
133 Véase «Ci sono due modernismi?», cit., pp. 408-415.
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