miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

neokantismo. Aquella parte del ateneo madrileño de claro corte liberal, que era el
centro cultural más activo de la época, será el encargado de compensar el mayor
peso de las ideologías conservadoras. En aquel “refugio de la libertad de
pensamiento” 96 , como lo definirá él mismo, entró en contacto con las nuevas
corrientes de Europa, con las novedosas teorías que pululaban entre los debates y
las conferencias. Difícil tarea, si no imposible, es por consiguiente establecer una
influencia fija o definitiva; aún más difícil sería afirmar – aceptando la teoría de
que el krausismo hizo de sucedáneo del modernismo religioso en tierra española –
una inicial incidencia krausista para luego considerarle un modernista religioso.
Además, hay que añadir otras breves consideraciones. El ambiente cultural
español en el que evoluciona el primer pensamiento filosófico unamuniano, desde
sus veinte años hasta final de siglo – es decir, cuando leyó todo lo que caía en sus
manos sin perjuicio de género o autor – era bastante peculiar, porque si la
neoescolástica expresaba conceptos sabidos también en los demás países
europeos, la doctrina filosófica de Krause alcanzaba su mayor difusión en España,
hasta adquirir la forma de un fenómeno propiamente castizo. Sabido es cómo
Unamuno, sobre todo en su fase juvenil, se sintió fascinado no tanto por la cultura
propiamente española, sino más bien por la europea; de ahí su anhelo de
europeizar España que se convertirá luego en la españolización de Europa. Por lo
tanto, la influencia del ambiente filosófico español tuvo, sin duda, su importancia,
pero jamás puede considerarse decisiva. Con toda probabilidad, fue este el motivo
que le empujó a acercarse al positivismo europeo más que al krausopositivismo
puramente español. Durante su juventud positivsta Unamuno separaba, de forma
diferente a como lo hacía el krausismo, la problemática religiosa de la social,
demostrando más bien el influjo de Spencer que no de cualquier otro krausista
español. Contrariamente a Unamuno, los krausistas etremezclaban excesivamente
los campos de la fe, de la filosofía, de la psicología, de la sociología y de la moral,
hasta tal punto que, como declaró Azorín, tampoco los mismos krausistas logran
definir su credo metafísico 97 . Por ello, al todo orgánico y todo armónico krausista,
que contemplaba una confusa unión entre positivismo, idealismo, religión y
metafísica, Unamuno prefiere, en su fase de pre-crisis, el organicismo social
evolutivo, natural y fisiológico, del pensador anglosajón, reutilizado en clave
96 «La evolución del Ateneo de Madrid», 1916, OCV, X, p. 344.
97 J. Martínez Ruiz (Azorín), «D. Julián Sanz del Río», 1936, en Dicho y Heco, Madrid, Destino,
1957, p. 109.
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