miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

sacerdote le invita a dejar por no tener un efecto pragmático en el consuelo del
pueblo en cuanto implica un rechazo de la ortodoxia católica 97 , en su deseo de
instituir, paralelamente a los colegios de monjas, unos colegios laicos y
progresivos para señoritas 98 , en su inteligencia y bondad 99 , cuyo tema Unamuno
desentrañará en el ensayo «Inteligencia y bondad» publicado en el número de
noviembre de 1907 de La España Moderna, y en su antidogmatismo de fondo
implícito a su procedencia del Nuevo Mundo que, en términos unamunianos,
representa la ruptura con las imposiciones religiosas de la autoridad y el
descubrimiento de una fe infantil, de una fe en la fe, de una fe que crea lo que no
vemos, de una fe que aviva y transforma el dogma 100 , a la que Lázaro tratará de
acercarse al final de la novela 101 . La expresión Nuevo Mundo, en el lenguaje
unamuniano, no sólo diferencia un continente del otro, la América de Lázaro y la
Europa de los restantes personajes, sino que representa también la oposición con
el Viejo Mundo constituido por una antigua, entorpecida y obsoleta creencia
religiosa, donde Lázaro, a su regreso, puede encontrar “al lago y a la montaña
como les dejó” 102 , o sea, la misma e invariable oposición entre el abismo y la
cumbre, entre razón y fe, siguiendo la convencional interpretación del simbolismo
de la novela, que ya dominaba en el clero español antes de que partiera.
La operación de don Manuel se reduce a una acción éticamente recta, pero de
religioso tiene poco. Justo en este punto estriba otra diferencia entre los dos
protagonistas. Ambos personajes pueden considerarse partidarios de la acción, de
aquella acción de cuño blondeliano, fundamento del modernismo religioso, que
remite sus raíces a la moral kantiana, pero diverge sustancialmente del objeto y fin
que determina esta actitud activa. Sabemos que la vida de don Manuel “era activa
y no contemplativa” 103 , que su lema, despreciando un pensar ocioso, era “¡Hacer!,
¡hacer!” 104 , que a las elucubraciones teológicas prefería la religión 105 , en el sentido
de obras pías para el pueblo, y que enseñaba catecismo 106 . Pero, ¿para qué? Ante
97 Ibidem, pp. 610-611.
98 Ibidem, p. 584.
99 Ibidem, p. 600.
100 Cfr. Nuevo mundo, cit., p. 57.
101 “Me rendí a sus razones, y he aquí mi conversión”, SMBM, OCV, XVI, p. 605; “Mi hermano,”
atestigua Ángela “puesto ya del todo al servicio de la obra de Don Manuel, era su más asiduo
colaborador”, ibidem, p. 609; “Él me curó de mi progresismo”, ibidem, p. 620.
102 Ibidem, p. 595.
103 Ibidem, p. 590.
104 Ibidem.
105 Ibidem, p. 621.
106 Ibidem, p. 592.
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