miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

mientras que abandonados a sus propias fuerzas, constituyen el desorden, la anarquía y la muerte,
así de la ciencia y de la moral como de la humana sociedad” 91 .
Esta es, en breve, la diferencia. Éste representa la pureza y la fieldad; aquél sólo
es una mera degeneración de la escolástica. Sin embargo, partiendo del
presupuesto que con el cisma aquellos pueblos quedaron privados de un principio
vivificador en el orden divino, entrevé la posibilidad de una nueva unión por la
inminente relación de ciencia y catolicismo que irá superando los efectos de la
Reforma Protestante. Por eso, Miquel d'Esplugues señala entre los pueblos
anglosajones una inclinación a acercase al catolicismo, abierto ahora a absorber
nuevas experiencias y conocimientos científicos 92 . Reconoce, pues, el retraso
científico del catolicismo y de ahí que mueva su esfuerzo para una serena
evaluación del modernismo, aunque los límites entre la comprensión de sus
razones y la justificación de su planteamiento acaban por ser débiles e inciertos.
De la misma manera, también resulta bastante confusa la distinción que hace entre
modernismo religioso propiamente dicho y esa tendencia o espíritu modernista al
que a menudo alude y sostiene.
Muy parecida es la línea del hermano de orden Rupert M a . de Manresa, otro
colaborador de la revista franciscana que publicó numerosas obras de exégesis y
apologética en calidad de “secretari y home de confiança del cardinal Vives i
Tutó” 93, cargo del que fue depuesto por su simpatía hacia el modernismo
religioso 94 . La medida fue determinada, con toda probabilidad, por unas sesenta
páginas que el capuchino escribe como prólogo a la versión castellana de El
embajador de Cristo del cardenal James Gibbons. En esta introducción, fechada el
3 de mayo de 1908, el fraile comenta el significado del término “liberal” que
considera ahora, en polémica con el autor de El liberalismo es pecado, sin alguna
acepción anticatólica distinta del significado que se le atribuyó a lo largo siglo
XIX, y sin aquel matiz sospechoso y despectivo de progresismo y
evolucionismo 95 . Objeto del estudio son las relaciones entre cristianismo y cultura
91 M. d'Esplugues, «La verdadera Roma. Libertad santa de opinar», ibidem, n. 20, pp. 458-466, cit.
p. 460.
92 Ibidem, p. 465.
93 J. Massot i Muntaner, Aproximació a la història religiosa de Catalunya contemporània,
Barcelona, Publícacions de l’Abadía de Montserrat, 1973, p. 82.
94 Cfr. J. Massot i Muntaner, L'Eglesie catalana al segle XX, Barcelona, Curial, 1975, p. 195.
95 a Cfr. R. M . de Manresa, «Religión y cultura. Prólogo», en J. Gibbons, El Embajador de Cristo,
edición de V. M. de Gibert, Barcelona, Luis Gili, 1908, pp. V-LXIX, cit. p. LIV.
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