miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

segundo con dudas y cambios – el camino de una revisión de los valores que se
conjugaban bajo el nombre de modernidad. Por lo que concierne a Ganivet, lo
confirma casi toda su obra: Granada la bella, Cartas finlandesas, Idearium
español; en cuanto a Unamuno, la etapa más interesante a este respecto es entre
1904 y 1905, con sus ensayos «Intelectualidad y espiritualidad» y la Vida de Don
Quijote y Sancho.
Cuando Menéndez y Pelayo declaró que “[P]ocos saben que en España hemos
sido krausistas por casualidad, gracias a la lobreguez y a la pereza intelectual de
Sanz del Río” 58 , se multiplicaron los textos para justificar la elección del primer
krausista español y para elevar el krausismo a la condición de fenómeno cultural
propiamente español e independiente del idealismo alemán. De ahí brotó la
posición de Valentí y Abellán, que consideran al krausismo como el fruto natural
del catolicismo liberal por su camino formativo a lo largo de la historia 59 .
Bien es verdad que el krausismo tuvo éxito en España por ser la alternativa a la
concepción teológica, filosófica y política del catolicismo, pero hay que recordar
que fue también la filosofía no católica la que reinó en España durante la segunda
mitad del siglo XIX. Aunque al krausismo no le faltó el sentido reformista, su
acción se redujo a atacar a los católicos y jamás intentó reformar a la Iglesia desde
dentro, sino concentrar su actitud en una lucha en todos los sectores de la vida y
del saber: la enseñanza, la política, la moral, la filosofía, etc. Por lo cual, la actitud
de los krausistas no puede ser comparada con la de los modernistas religiosos,
porque éstos últimos jamás aspiraron a la ruptura con la confesión católica y con
la Iglesia Apostólica Romana. Ese es uno de los fundamentales aspectos que
diferencia al krausismo no sólo del modernismo religioso, sino también del
catolicismo liberal de la primera mitad del siglo XIX:
“Por ello, debemos rechazar la tesis de que los krausistas hayan sido los católicos liberales
españoles, simplemente porque se consideraban fuera de la Iglesia” 60 .
A partir de 1868-1870, años en los que se registra el Concilio Vaticano I y se
proclama la infalibilidad del Pontífice a través de la constitución dogmática
58 M. Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid, 3 vols., 1881-82. He
utilizado la edición cuidada por E. Sánchez Reyes, publicada por el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Santander, 1948, III, p. 369.
59 Cfr. E. Valentí i Fiol, cit., p. 56; J. L. Abellán, La crisis contemporánea, cit., p. 71.
60 L. de Llera, «Las filosofías de salvación», cit., p. 9.
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