miguel de unamuno frente al modernismo religioso - Gredos ...

vez, en la parálisis por ella provocada 13 , centra muy acertadamente en el legado
histórico de España la causa de una falta de osadía teológica o de un excesivo
conservadurismo religioso. Al contrario de lo que sucedió en Alemania,
Inglaterra, Francia o Italia que llegaron a la formación de un Estado nacional a
través de la ruptura religiosa o de la oposición a la Iglesia o de la derrrota del
poder temporal, la historia de España puso en evidencia la dependencia constante
manifestada a lo largo de los siglos de la Iglesia católica. España no sólo llegó a la
unidad política bajo la égida del catolicismo, que hizo un mito de la Reconquista y
de los Reyes católicos, sino que cultivó ese proceso de progresiva identificación
cultural con la religión en la lucha contra el islamismo y el hebraísmo. En el
catolicismo castizo, que va formándose a lo largo de la Reconquista, la fe ya no
significa personal adhesión a la enseñanza evangélica, sino que indica la objetiva
pertenencia a una casta, la española, que lucha por la afirmación de su propia
identidad para defender la pureza de la contaminación musulmana y judía.
Sin embargo, reconocida la razón histórica y de desarrollo social que determinó
una “servil” aceptación de la dogmática católica, Botti quiere negar aquella
convicción, a menudo aceptada pasivamente por la crítica, de una falta de
originalidad en las expresiones religiosas españolas. Un choque con la tradición
católica aparece a caballo de los siglos XIX y XX merced a la divulgación de las
letras y a la voluntad de ruptura con sus propias barreras que cumplió la
Generación del '98. Todo ello para oponerse a la communis opinio que España no
gozó o se preservó de la influencia del modernismo religioso 14 . Sin duda, entre la
historiografía que definimos revisionista, Botti es el más moderado y juicioso, ya
que en los distintos estudios que consagró al tema de la presencia de modernismo
religioso en tierra española saca a la luz por un lado una vertiente española
integrada por laicos y eclesiásticos que manifestaron una simpatía y un supuesto
acercamiento al movimiento – sin aventurarse en conclusiones que puedan ser
consideradas como definitivas, aunque las alusiones parecen implícitas –; por el
otro reconoce que estos leves fermentos jamás lograron organizarse como un
movimiento. El estudioso italiano se coloca, pues, en una posición intermedia, ya
que su estudio tiende a demostrar la permeabilidad de la renovación religiosa en
España, pero al fin y al cabo parece concluir que no fue un fenómeno
13 Cfr. A. Castro, España en su historia. Cristianos, moros y judíos, Buenos Aires, Losada, 1948,
p. 110.
14 Cfr. A. Botti, La Spagna e la crisi modernista, cit., pp. 11-15.
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