TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

De vuelta a España
Salí directamente de Curitiba, vía Sâo Paulo – Madrid, hasta La Coruña.
Fui directamente con las maletas para el club. Volver a trabajar en la
prostitución fue muy duro para mí, y empecé a beber. Bebía todos los días.
Whisky a todas horas.
Trabajé como unos dos meses en el “Atenea”. Ya no era la misma cosa. No
se trabajaba igual que antes. Todo a causa del euro. Tampoco me gustaba
cómo me estaba tratando el dueño. No me gustó y lo mandé a tomar por
culo. En ese club te cobraban por cualquier cosa. Multas a todo momento.
Como el trabajo no estaba yendo bien, el dueño quería ganar por cojones y
se aprovechaba de las chicas. Una amiga dominicana entonces fue la que
me dijo que podíamos ir a trabajar a un club en Lugo. Y le dije: vamos.
Me vine para Lugo a trabajar en el club “Sarai”. Allí encontré un gran
apoyo, fue como una familia para mí. Estuve muy a gusto. Me cuidaban
mucho. A veces me cogía cada borrachera…, y entonces las chicas me
llevaban para la habitación. Yo no conseguía superar mi depresión. Fue
mucho. En el “Sarai” trabajaba con cinco chicas. Colombianas y
dominicanas. La dueña es Carmen, una uruguaya. Estuve allí tres meses. Al
principio, el trabajo era bueno. Pero, después, en invierno disminuyó
mucho. El club está al lado de la carretera y algunos días hay una niebla
que no ves nada.
Trabajando en el “Sarai” fue que conocí a Edelmiro. Vino una noche con
un amigo. Esa noche me invitó a una copa, pero no subimos a la habitación.
Él no es un habitual de los clubes. Me encantó, e intercambiamos nuestros
números de teléfono. Al día siguiente me llamó. Me preguntó: - ¿Cómo
estás? Yo tenía una depresión… - No te pongas así. Salimos a comer
juntos. Fue un flechazo. Empezamos a salir todas las semanas y a mantener
una relación un poco más seria.
Para él fue muy difícil. Edelmiro me conoció en la peor racha de mi vida. A
veces nos peleábamos, pero también era por mi culpa. Yo estaba con
muchos problemas y él sufría las consecuencias. Edelmiro vive en una
aldea con su madre. Tiene cuarenta y seis años y sigue apegado a la vieja.
Cuando empezamos a salir parecía sincero y que me quería de verdad,
siempre estaba preocupado por mí. Al cabo de un tiempo, nos fuimos a
vivir juntos en un piso que él tiene en Lugo. Habíamos hecho planes de
boda y todo… Pero, luego vinieron los problemas. La convivencia no dio
resultado. Discutíamos y después pasábamos varios días sin vernos. Yo no
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