TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Ese fue el primer programa que me hice. No me sentí mal por ello. Ya tenía
unas nociones de cómo funcionaba todo aquello, los travestis y las
prostitutas me comentaban.
Al cabo de unas semanas, decidí comenzar a trabajar en la prostitución.
Tuve problemas en mi trabajo en la librería, y pensé que sería la mejor
opción. Y así me fui para la calle.
La prostitución en la calle
Utilizaba ropa normal y me paraba al lado de la puerta del hotel. El primer
día me encontraba un poco nerviosa, pero me adapté rápido. El dueño del
hotel también me protegía.
Un día me paró un señor y me dijo: - ¿Qué haces, una chica así en este
sitio? Y le conté mi historia. Él, que era un señor de unos cincuenta años,
me dijo: - Vente a vivir a mi casa. -Vale. Pero le pedí que me dejase unos
días para pensarlo. Me dio su dirección y su teléfono.
Al cabo de unos días, me vio un primo mientras estaba trabajando en la
calle. Pasaba en su coche y después fue a contárselo a mi madre. Al día
siguiente llegó mi madre con la policía. Pero, yo subí al hotel, me escondí y
no me encontraron. Al otro día me fui para la casa del señor. Él era un
artista plástico, y era homosexual. Me ayudó, pero de corazón. Muy buena
gente, de verdad. Estuve viviendo con él durante un año y pico.
Dejé la prostitución y comencé a trabajar en un bingo, porque él me había
conseguido ese trabajo. Lo pasábamos muy bien juntos. Yo le ayudaba con
los cuadros, él hacía caricaturas, muchas cosas. Pero, no sé cómo mi madre
me convenció y regresé a su casa. Ella ya conocía al señor, porque yo la
había invitado para que viese que no estaba trabajando en la prostitución. A
partir de ese momento, nos reconciliamos, y como ella siempre me estaba
rogando que volviese, que volviese…, pues me fui para su casa.
Sólo aguanté un mes. Comenzamos a discutir de nuevo. Y le dije que me
iba. No me escapé como la primera vez. Y regresé a la casa del señor.
Permanecí allí durante unos meses. Un día una prima mía me llamó y me
invitó para ir a vivir a su casa con su familia. Ella vivía con sus dos
hermanas y su madre. Yo, que siempre he sido una persona con
necesidades afectivas y que me gusta sentirme integrada en una familia,
pues acepté.
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