TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

De Madrid cogí un vuelo a Santiago. Gregorio me mandó un taxi para
recogerme. Y volví para el “Kings”. Estuve trabajando allí unos siete
meses. Esta vez comprobé que el dueño había perdido bastante el respeto
por las chicas. Gregorio se drogaba mucho y entonces pegaba a las chicas.
Yo fui testigo de varias palizas a algunas de las chicas. Y el trabajo ya no
funcionaba tan bien como la primera vez. No sé qué es lo que estaba
pasando, pero había menos clientes.
Durante el último mes que estuve en el club tuve un problema con
Gregorio. Él discutió con otra chica, ella se marchó y entonces cerró la
puerta. Gregorio golpeaba la puerta y la rompió, y como yo estaba allí no
sé qué fue lo que pensó, pero me tiró al suelo y me dio varias patadas. Me
rompió el labio y un taxista me llevó al hospital. Allí al verme con la cara
toda machucada, querían llevarme para comisaría a denunciar al dueño del
club, pero yo no quise porque tenía miedo. En el hospital me preguntaron
que qué me había pasado. Yo les dije que había sido agredida por el dueño
de un club. Me dijeron que lo denunciase. Y yo les dije que no. Pero, en el
hospital hicieron la denuncia igual.
Me quedé en un piso durante dos semanas, hasta aliviar los moratones un
poco. A los cuatro días de salir del hospital, la policía me llamó por
teléfono. Me dijeron que yo tenía que denunciar y decir el nombre de la
persona que me había hecho eso. Les dije que no. Entonces, el policía me
dijo que por eso era que aparecían las chicas muertas en la calle y ellos
nunca podían hacer nada.
Las rumanas chupan y hacen todo sin condón
Después fui a trabajar al “Erótica”. Me quedé allí trabajando seis meses. El
problema de ese club es que no hay libertad. Las chicas que viven fuera
tienen un día libre a la semana. Si no ibas a trabajar, te cobraban treinta
euros, aunque tuvieses cualquier justificación. Eso a mí no me parece justo.
Por eso fue que perdieron a todas las mujeres. Hubo épocas allí que había
unas cuarenta mujeres. Pero, después todas se marcharon para el “Kings” y
para “La Salamandra”. El club está muy sucio, no hay nada de higiene,
hasta tienes que compartir el baño y todo.
Del “Erótica” me marché a Madrid. Fui para un club en la carretera de
Burgos, por consejo de unas amigas. Una venezolana que trabajaba allí me
dijo que fuese, que se trabajaba bien. Al principio, trabajé bien, como en
todas partes. Pero, después, también como en todos los sitios, el trabajo
comienza a bajar.
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