TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Al cabo de un año mi abuela falleció. Después, mi abuelo se marchó
también para casa de unos familiares en Río de Janeiro, porque yo no podía
cuidarlo sola. Entonces, me quedé con mi madre. Ella era muy
temperamental, no tenía paciencia conmigo, y además, bebía mucho.
También tenía un amante, que le daba dinero, como si fuera una prostituta
de lujo, así ella nunca trabajaba. No fue una convivencia fácil.
Un día encontré a mi madre besándose con un novio mío. Yo tenía quince
años y él veinticinco. Todas esas cosas fueron creando como una
revolución interna en mi alma. Y mi madre sentía como celos de mí.
Cuando empecé a ser una joven bonita ella comenzó a tratarme mal. Nunca
me incentivaba en nada. Si me gusta estudiar es porque me gusta por mi
propia voluntad, no porque me fomentaran nada de eso. Y mi madre le
gustaba también gritar y montar escándalos. Ella es veinte años mayor que
yo, y también fue una mujer bonita.
A partir de ese momento decidí marcharme para Río de Janeiro, donde
estaba mi abuelo con mi tío. Mi tío era un cabrón, millonario, con una
sangre jodida, hijo de rusa y libanés. Yo tenía diecinueve años y era una
chica muy guapa. En aquella época quería ser modelo. Cuando ya estaba en
casa de mi tío, mi madre un día lo llamó por teléfono y le contó que yo
quería ser modelo, que iba por mal camino, y hablando así todo el tiempo
muy mal de mí. Mi tío era la persona más machista que he conocido en mi
vida… Un día que yo estaba durmiendo, era un 13 de enero de…, entró él
borracho en mi habitación con una tijera en la mano, entonces me cogió por
el pelo y me golpeó en la cara. Y me dijo: - ¿Por qué no me diste las buenas
noches? Entonces abrió la ventana y quería tirarme. Nadie oyó nada. Mi
abuelo estaba en la cama y él tenía una mujer que en aquel momento se
estaba duchando. Mi tío me dijo: - ¿Quieres ser modelo? ¡Tú lo que eres es
una puta! Yo le empujé y me escapé subiendo rápido por las escaleras. Me
refugié en el cuarto de baño, pero no tenía cerradura. Él llegó, abrió la
puerta, me pegó y me cortó todo el pelo con las tijeras. Intentó incluso
violarme, pero como yo gritaba tanto vino uno de los empleados, que fue lo
que me salvó. Mi tío no dijo nada, cogió, bajó a la habitación, y cuando la
mujer le preguntó que qué pasaba, él le pegó una hostia y se marchó a la
calle. Eso ocurrió sobre las 3 horas de la madrugada. Luego vino su mujer a
preguntarme que cómo estaba, ella me consolaba, pero no quería que fuese
a la policía. Me dijo que me llevaba a la rodoviária para regresar a Sâo
Paulo. Yo pensaba que era mucho mejor volver a Sâo Paulo para casa de
mi madre, dentro de lo malo, que no estar allí en aquella casa con aquel
hombre que me quería comer por la fuerza.
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