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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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Yo ya le comenté a Marta que Santiago era muy buen punto. Fue cuando a<br />

ella le gustó la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> montar allí un piso. Marta se encargó <strong>de</strong> todo. Yo<br />

sólo iba a ser la encargada. Cuando yo estaba trabajando antes en Santiago,<br />

el mes que menos ganaba sacaba dos mil euros. Puff, en Santiago hay<br />

mucho vicio, sobre todo con los que vienen <strong>de</strong> Pontevedra.<br />

Clientes y amigos<br />

A Guillermo lo conocí en el primer piso don<strong>de</strong> estuve trabajando en<br />

Santiago. Él tiene unos veintiocho años y llevaba ya dos como cliente <strong>de</strong>l<br />

piso. Había pasado con todas las chicas <strong>de</strong> allí. Cuando comenzó a pasar<br />

conmigo empezó a pagar una hora todos los martes. Luego, ya una hora los<br />

martes y otra los jueves. Póngale cuidado, que a la sobrina <strong>de</strong> la dueña <strong>de</strong>l<br />

piso, tal vez por envidia o que le gustaba el chico, cuando él llamaba al<br />

portal ella siempre le <strong>de</strong>cía que yo no estaba, o bien no le abría la puerta.<br />

A mí Guillermo me <strong>de</strong>jaba unos doscientos cincuenta euros a la semana. O<br />

sea, que para mí era un buen cliente. Entonces, yo opté por <strong>de</strong>jarle mi<br />

número <strong>de</strong> teléfono, pero, yo nunca salí afuera a aten<strong>de</strong>rlo. No me<br />

interesaba hacer eso porque por un lado no está permitido en el piso salir a<br />

aten<strong>de</strong>r a los clientes fuera. La sobrina ya me armó un tremendo escándalo<br />

porque yo le había dado mi número <strong>de</strong> móvil al cliente. Pero, yo si hubiese<br />

querido podía haberlo atendido afuera. Después que se fue, yo le llamé y el<br />

cliente vino y estuvo las dos horas conmigo.<br />

Al otro día a la mañana, me levanté, arreglé la maleta y le dije a la dueña<br />

<strong>de</strong>l piso que me marchaba. Y ella me dijo que sí, que era lo mejor para<br />

todas. Esa noche me fui para la casa <strong>de</strong> mi amorcito (el francés). Y al otro<br />

día yo me levanté y me agarré las maletas y me fui para La Coruña a casa<br />

<strong>de</strong> unas amigas.<br />

Hubo otro cliente que también se dio cuenta <strong>de</strong> la envidia <strong>de</strong> la sobrina. La<br />

dueña <strong>de</strong>l piso <strong>de</strong> Santiago es amiga <strong>de</strong> Marta y se hablan por teléfono. Y<br />

ella dice <strong>de</strong> mí que soy la que se hace los clientes fuera <strong>de</strong>l piso. Esa es la<br />

fama que me pusieron.<br />

En La Coruña estuve durante un mes y medio. Los sábados a la tar<strong>de</strong> me<br />

iba para Santiago y estaba con el otro señor. Con él me quedaba dos o tres<br />

horas, y <strong>de</strong>spués me iba para la casa <strong>de</strong> mi amorcito. Me quedaba allá hasta<br />

el domingo a las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Y a esa hora me iba ya para don<strong>de</strong><br />

Guillermo, y me quedaba con él hasta el lunes por la mañana.<br />

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