TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Yo me traje de Brasil treinta y siete preservativos femeninos. También he
comprado aquí algunos. Una vez que fui a Santiago con mi tía, compramos
en una farmacia, pero nos costaron 9,50 euros cada uno. Aquí sale muy
caro. Sin embargo, en Brasil en el club donde trabajaba había controles
médicos y también teníamos la asistencia permanente de una enfermera.
Cuando necesitabas los condones ibas a un Centro de Salud y te daban
gratuitamente todos los que pidieses. También teníamos una libreta con
información sobre enfermedades de transmisión sexual, y dentro de la
misma libreta también venían unos condones. El problema que hay aquí es
que no tienes nada de eso, ni médicos, ni condones ni nada. Los
preservativos femeninos son aquí muy difíciles de encontrar y muy caros.
En Lugo ya he preguntado en varias farmacias y no los tienen. Pero, tengo
una amiga que los consigue de un amigo y a veces me da algunos.
Los españoles
Los hombres españoles no son como los brasileños. Son mucho más
cerrados, les cuesta mucho más expresar sus sentimientos. Esto lo he visto
aquí, y para mí ha sido un choque muy grande. Los brasileños cuando
quieren a una mujer, cuando están apasionados, son muy cariñosos y le
hacen todo tipo de regalos, le llevan flores, etc. Sin embargo, los hombres
españoles pueden amar a una chica, pero no lo manifiestan, lo guardan todo
dentro, esconden sus sentimientos, como si tuviesen miedo. Yo creo que lo
entiendo un poco. Tienen miedo a manifestar su amor y que luego les
hagan daño, tienen temor a ser utilizados y que la mujer pueda
aprovecharse de la situación y que pueda buscar sólo su dinero o una ayuda
para la familia o con los papeles. Por eso los españoles son muy cerrados.
Se cierran totalmente. Un español puede invitarte a cenar, pero no es nada
detallista. Todo transcurre con mucho aburrimiento con un hombre español.
Pero, sé que hay españoles buenos. Como Antonio, que reconoció a mi hijo
y me ayuda, es un buen hombre. Si no fuera porque son tan cerrados y
fríos, los hombres españoles serían mucho mejores que los brasileños.
Nunca me he sentido hasta ahora discriminada por trabajar en la
prostitución. Lo que sí he sentido es discriminación por el color de mi piel,
eso sí que lo he percibido aquí. Por el color te tratan diferente. Y luego, la
gente, cuando te oye hablar, ya saben que eres brasilera y entonces piensan
que todas venimos aquí para trabajar en la prostitución.
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