TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

días. Sin embargo, mis padres iban y permanecían allá dos o tres meses y
luego traían dos o tres millones de pesos, aparte de regalos como anillos y
cadenas de oro.
Tengo una prima que también estuvo en la zona de distensión, y me dijo
que nunca había visto tanto dinero reunido en su vida como el que tenían
en aquellas chozas. Al departamento del Meta le llaman también “el
Fondo”, que quiere decir zona de selva donde está la guerrilla. Dicen que
allí hay unas culebras tan grandes, que puedes sentarte encima pensando
que se trata de un tronco, si estás desprevenido. Yo nunca estuve de
acuerdo con mi hermano Adolfo, porque él ha matado a bastante gente. Él
tenía tan sólo unos dieciséis años y ya se conocía con un hombre que se
llamaba Álvaro y que le decían “El Mono” en Ibagué. No sé que fue lo que
cometieron ni las cosas horribles que hicieron, pero lo que sí sé es que
aquella noche él se marchó y mataron a un taxista. No sé si es que lo iban a
atracar o es que les debía algún dinero. Esa misma noche a las tres de la
madrugada, no sé cómo, pero yo sentí los disparos. Me levanté y miré hacia
la puerta, y vi a un hombre muy guapo, rubio, con una cara preciosa y muy
bien vestido, mirándome, justo en ese instante en que asesinaron al taxista.
Yo no me enteré hasta el otro día en las noticias. Supe que había sido mi
hermano. Al otro día supe que el infeliz había dejado cuatro hijos y a su
mujer.
Todo eso me dolió terrible. No me sentí lo suficientemente valiente para ir
al entierro. Tuve incluso intenciones de denunciar a mi hermano. Después
de lo sucedido, él se voló para Villa Vicencio, en el departamento del Meta,
a unas dos horas y media de Bogotá. Se fue allá con un tío, y fue donde
conoció a la mujer que tiene ahorita. Ya comenzaron sus problemas y
locuras porque tomaba mucho trago. Una noche manejando borracho mató
a una niña. Dicen que como castigo Dios no le ha dado ninguna hija. Pero,
mi hermano es un hombre que tiene mucha suerte. De Villa Vicencio se
marchó para la zona del Caquetá, que ya está cerca de la frontera con
Ecuador. Allá también se enredó con narcos, y de allá también salió
corriendo. Él siempre dejaba todo lo que tenía y volvía a comenzar de cero.
Dejó a Yolanda, su mujer, en Ibagué, y del Caquetá se fue para Cali. Allí
llegó a donde Rome, que en aquel entonces todavía estaba en Colombia.
Empezaron una vida nueva. Trabajaba en una empresa de buses urbanos
que era de los narcos. Siempre me invitaba, pero yo nunca fui.
Ya mi hermano Jaime le pidió a Adán Izquierdo, que le decían “El Viejo” y
que era jefe de las FARC en la zona del Tolima, que lo trasladaran a donde
estaban mis otros hermanos. Y lo mandaron para allá, y fue cuando empezó
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