TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Fue por esa razón que acepté la propuesta de Ricardo, mi último marido en
Brasil. Él ha sido mi salvaguarda, me ayudó mucho, mucho, mucho…, le
debo la vida. Venía a casa los viernes y se marchaba los domingos. Ahí me
embaracé de mi hijo. Ricardo compró unos terrenos y construyó una casa
que luego puso a mi nombre. Me la regaló porque él ya estaba casado. Yo
me quedé embarazada, y su familia no supo nada hasta que mi hijo cumplió
los cinco años.
Durante esos años he vivido sola con mis hijos en mi casa en Ariquemes.
Fui a casa de mis padres a recoger a mi hijo mayor y me lo traje para
Ariquemes. Mi padre enfermó porque me llevé al niño, le había cogido
mucho amor. Nunca vi a mi padre llorar hasta el día que fui a buscar a mi
hijo.
En esa época trabajé como manicura, arreglaba uñas. Ya no necesitaba
matarme a trabajar porque tenía mi propia casa. Ricardo y yo pasábamos
los fines de semana juntos. Ricardo después tuvo un accidente y perdió la
vista de un ojo. La empresa lo echó y no quisieron pagarle una
indemnización. Es una empresa japonesa y hasta hoy están en juicio por
aquello. Como entonces él se quedó desempleado nuestra situación
empeoró. Yo llegué a escribir una carta al Ministerio de Salud para pedirles
una ayuda para el tratamiento dental de mi hijo. Yo no tenía condiciones
para llevar a mi hijo al dentista, porque en mi país es muy caro y sólo te
quitan los dientes. Pero, me respondieron del Ministerio de Salud y
vinieron para ayudarme.
El viaje a España
Como veía que no avanzaba y todo estaba caro, decidí venir a España para
ver si podía mejorar de vida. Conocía a muchas chicas que estaban
trabajando en España y que ganaban un montón de dinero. A mi hijo mayor
lo dejé con mi familia y al pequeño lo llevé a Porto Velho para dejarlo con
su padre.
Organicé todas las cosas. Como la familia de Ricardo no aceptó al niño
tuve que alquilar un piso en Porto Velho para los dos. Ricardo al quedar
fuera de la empresa a causa del accidente tuvo que trabajar después de
vendedor ambulante por la calle, vendiendo suco de canha y esas cosas, para
seguir tirando.
Silvia, que ya estaba en España, fue quien me prestó el dinero. Yo también
vendí algunas cosas, la nevera, algunos muebles, etc. Cuando llegué aquí
622