TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

esperaba fuera. Yo tuve que esperar casi una hora porque en la habitación
había una chica que estaba haciéndose un pase y yo tenía la ropa dentro.
Luego, cuando salí él estaba allí esperándome al otro lado de la carretera.
Nos fuimos y al poco rato nos pararon la Guardia Civil. Yo no sabía que él
estaba tomado. Yo estaba aterrada. En aquella época todavía no tenía
papeles, y además tenía una carta de expulsión. Mientras esperábamos los
resultados, él comenzó a tocarme así y a intentar besarme en el coche. Yo
nunca me lo esperaba de él. Le dije que no me gustaba, que se estuviese
quieto. Él se quitó las gafas y me dijo que le mirase a los ojos, que cómo no
me gustaba. Él se pensaba que como tiene los ojos azules ya me iba a
enamorar.
Estuvo insistiendo mucho y me llevó a la oficina del sindicato donde
trabaja, donde dicen que se come a todas las chicas. Desde ese día se cruzó.
Por eso nunca quiso ayudarme con lo de los papeles.
Luis
Yo a ese señor lo quería mucho. Ahora ya no, ahora es diferente. Luis me
tenía muy engañada. Él siempre me decía que estaba separándose de su
mujer, que tenía sólo pendiente una firma de ella para lo del divorcio. Me
embolaba con todas esas cosas.
Él decía que a su mujer ya no la quería, que él me quería a mí. Que ellos
vivían en la misma casa, pero que hacía ya tiempo que no tenían ninguna
relación, ningún tipo de vida conyugal. Y yo le creía…
Y un día una amiga me llamó por teléfono y me dijo: - Mire, véngase para
acá y ya verá qué bien ve a Luis con su mujer, agarraditos por la calle. Yo
entonces me cogí mucha rabia, y me fui para allá. Pero, cuando llegué ya
no estaban. Entonces, lo que hice fue caminar y me fui hasta la casa de
Luis, que él vive allá, en un chalet a las afueras de Lugo. Que yo para esas
cosas soy muy jodida, que a mí no me importa y me da igual que se me
venga todo el cielo encima.
Me fui hasta su casa y allí estuve esperando, y eran ya las doce y él no
aparecía. Que hasta un vecino me vio allá y me preguntó que qué andaba
buscando, y yo le contesté que “La Taberna de Flandes” que es un bar que
hay allá. Y el señor me dijo que no, que ese estaba cerrado, pero que podía
ir a otro, y me indicaba. Y yo entonces me fui para que me viera el señor,
pero vigilaba la casa. Hasta que apareció Luis.
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