TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

La relación con Guillermo no era como un cliente. Era ya una amistad. Yo
le hacía el servicio y todo, pero había más confianza. Con Guillermo
cenamos, vamos juntos al bar de él y estamos con sus amigos. Aunque, a
mí me da mucho corte. Me da vergüenza que de pronto alguien que haya
estado en el piso o pasando conmigo me vea luego en el bar y diga, anda,
mira Guillermo con quién anda.
Guillermo me sigue llamando aún hoy. De vez en cuando yo le envío un
mensaje para saludarlo y eso. Los fines de semana cuando estoy en
Santiago a veces estoy con él. Es como tan raro… Yo le digo que porqué
no se consigue una novia. Pero, él me dice que por el momento no quiere
tener novia. Yo pienso si será de pronto bisexual, o si le gusta meter droga
y no quiere que lo controlen. No sé. Él es muy decente en todo, en la mesa,
en la cama, en la calle. Yo no sé qué es lo que le pasa a él. Según dice, que
se cansó de la novia que tuvo. Yo a él no lo entiendo.
Al Argentino también lo conocí allá en el piso. Él iba al piso y yo lo
atendía. Él pasaba siempre conmigo. Es un señor, bueno, tiene treinta y
cuatro años, que regenta un restaurante allá en el Franco. Me propuso
montar un piso en Santiago. Pero, yo no le seguí la corriente, porque yo no
me fío mucho de los argentinos. Es que son como tan habladorcitos, no sé,
no confío en ellos.
Un día me lo encontré cerca de la Catedral, y me preguntó si era cierto que
yo ya no estaba en el piso, y me preguntó también que si me llamaba si yo
iba. Yo le dije que sí. Él me había dicho que me montaba un piso con todas
las de la ley: con videos porno, con servicio de bar, con todas esas cosas
que ponen de más. Tener todo el instrumental para el sado y eso. Pero, yo
le dije que no, que yo iba a montar un piso con una amiga.
A Miguel también lo conocí en el piso. Tiene unos veinticuatro años, y dice
que es estudiante. Yo ya pasé varias veces con él en el piso. Con Miguel es
una relación sólo de cliente, aunque también hablamos y eso.
Hay días que trabajas más y otros menos. A veces trabajas una cosa
horrible, y te haces hasta doce clientes en el mismo día. Hay un chico que
me gusta, que ya vino dos veces. Es que está más bizcocho…, está
buenísimo. Él dice que es policía en Sarria. Yo le tomo el pelo y le digo
que si viene a arrestarme. Parece un cocorico. Tiene un buen cuerpo, viste
bien, unos ojos preciosos y unos labios riquísimos… Yo no creo que sea
policía. Él dice que tiene novia. Eso sí que se lo creo. Un bizcocho así no
anda sólo por la vida. Viene siempre los sábados entre las seis y las ocho de
101