TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

un personaje. Siempre me tuvo mucho cariño y yo también lo aprecio.
Pero, desde que comencé mi vida con Marcial, ya nos fuimos distanciando.
Aún así, de vez en cuando hablamos por teléfono. Él me llama al piso. Yo
tal vez podía haber sido su mujer. Quién sabe. Pero, apareció Marcial. Tal
vez es el destino. Aún hace poco me llamó un día. Que quería verme. Pero,
yo ya en mi casa no puedo quedar con él, porque de pronto llega Marcial y
entonces sí que me quedo sin el pan y sin el queso. Y Federico al piso de
Marta tampoco quiere ir. Él me dice que tiene muchas ganas de verme y de
estar conmigo. Pero, yo ya le he dicho que todo esto es muy complicado y
que en mi casa no podemos vernos.
El Francés es un tipo que, desde que yo llegué al piso, a mí nunca me
escogió. Nunca pasó conmigo. Hasta que un día, Marta me promocionó y él
entonces me escogió y pasó conmigo. Desde aquel día vino varias veces al
piso para buscarme. Una vez, Marta le dijo que tenía a una chica nueva y se
la enseñó. Era Sonia. Pero, a la final, pidió que pasase yo. ¿Y qué fue lo
que me dijo en la habitación? Que cómo era que me hacía mi marido el
amor, y que qué era lo que sentía con él. Me dijo también que mi hermana
Rome le había dicho que yo tenía un macarra que me maltrataba. Y otra
tarde que vino al piso me dijo que quería llevarme a un sitio de intercambio
de parejas, que dicen que hay en La Coruña, para hacer allí una orgía. Yo le
dije que bueno. Yo a todos les digo que sí. Aunque, no les digo cuándo. Si
tú le dices a uno que no, enseguida cambia. Por eso, yo siempre les digo
que sí.
El Narizón es uno que siempre llama por teléfono y pregunta: Tania, ¿estás
libre? Y luego viene. Al principio, pagaba sesenta euros. Luego cincuenta.
Y últimamente paga cuarenta. A mí eso me pareció muy sospechoso. Esto
es porque en unos pisos pagan una cantidad y en otros otra. Y así se
acostumbran. El Narizón es un hombre de unos cuarenta años. Él es un
ejecutivo, que dice que trabaja cobrándoles a todos, que es como si fuera el
coco. Siempre que viene a Lugo se queda en un hotel. Es un hombre muy
cariñoso. Todo está en que me toque yo. Siempre me pide que me acaricie,
y entonces se masturba y se corre ya. Con él muchas veces ya no hay
siquiera penetración.
A uno que viene últimamente, le llamamos la Señorita. Debe ser gay. Pero,
es muy guapo y delicado. Tendrá unos cuarenta años. Jamás me ha dado un
beso en la boca. Yo creo que debe tener como una ilusión o una fantasía
con tener pechugas. Porque a él lo único que le interesa de mi cuerpo es
eso: mis pechugas. Él comienza a masturbarse, a masturbarse, hasta que se
corre. La felicidad de él es verme tumbada en la cama y acariciarme las
pechugas mientras se masturba.
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