TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Un día me desperté a las cinco de la mañana. Aquel hombre me dejó sola
por primera vez y yo aproveché la oportunidad. Pasó cerca una voadeira con
tres hombres y me arriesgué. Les dije que estaba enferma de malaria y les
pedí que por favor me dejasen en la otra orilla del río. Tenía miedo, pero no
tenía elección. Allí, en el garimpo, si unos hombres cogen a una mujer lo
más fácil es que la violen y que después la maten. Así son las cosas en el
garimpo. Pero, a veces también las dejan vivas, y yo tenía que aprovechar mi
oportunidad. Y tuve mucha suerte porque me dejaron viva.
Cuando llegué a la orilla le pedí a una mujer que conducía una furgoneta
que por favor me llevase a la capital, a Porto Velho. Sabía que si William
me encontraba, me mataría.
Tardamos unas cinco horas de viaje. Aquella mujer me dejó en Porto Velho
y yo no tenía un puto duro ni para el autobús. Estaba sucia, con hambre…
Porto Velho es una ciudad grande. Le pedí carona a un camionero para que
me dejase en una gasolinera. Tuve suerte una vez más, porque allí en aquel
puesto de gasolina me encontré con un conocido de la churrasquería donde
yo trabajaba. Cuando lo vi, empecé a llorar, y no sabía cómo iba a contarle
todo lo que me había sucedido. Hasta hoy recuerdo la matrícula del camión
de aquel hombre. Me preguntó qué me había pasado, me dio de comer y me
dio también mucho ánimo. Después me llevó a la casa de mis padres. Fue
mi salvación.
En Brasil es fácil ir de carona, pero casi todos quieren follar contigo. Es
muy difícil encontrar uno que sepa respetar a una mujer. Es así de esa
manera.
Un mal ejemplo para la familia
Llegué a casa de mis padres, abracé a mi hijo… No les conté nada de lo
que me había pasado, porque me daba vergüenza. No le conté nada a mi
madre, porque con mi padre ya no hablaba de nada, él no tenía esa
capacidad. Y no podía quedarme porque mis hermanas ya estaban crecidas
y mi padre decía siempre que yo era un mal ejemplo para la familia. Decía
que yo como era madre soltera era una puta, y que si me quedaba en casa
mis hermanas también serían putas.
Sólo me quedé durante veinte días. Le dije a mi madre que me marchaba,
que buscaría otro trabajo para intentar salir adelante con mi hijo. Y
encontré trabajo en un negocio de compraventa de oro en el área de Nova
Mamoré. El negocio era de un cearense que tenía una pequeña oficina llena
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