TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

El primer año salimos a escondidas. Luego, al segundo, mi madre ya aceptó
la relación.
Cuando cumplí quince años fue una tragedia. Mi padrastro le metía muchos
chismes en la cabeza, que mi novio era un vagabundo, un drogadicto, etc. En
realidad, Roberto usaba drogas, sobre todo mela, que es como una pasta que
sacan de solución de las baterías de automóviles y que en Brasil la usan
muchos jóvenes. Y un día él y dos amigos fueron a cometer un asalto. Pero,
no les salió bien, a Roberto le hirieron con un facâo, tuvo que ingresar en el
hospital y estuvo entre la vida y la muerte. Estuvo allí durante diez días.
Entonces, mi familia se enteró. Yo siempre lo visitaba en el hospital. Como
no lo cogieron “in fraganti” no fue a la cárcel. Yo por la noche me escapaba
de casa para ir a verlo al hospital. Pero, un día me descubrieron, y entre mi
madre y mi padrastro me dieron una paliza. De la que llevé tuve que
lavarme luego con agua de sal para aliviar el dolor y los hematomas.
Entonces fue cuando me escapé de casa. Me marché a casa de una amiga.
Y pasados unos días Roberto salió del hospital, aunque apenas podía
caminar todavía.
El certificado de virginidad
Mi suegra me vino a buscar y me fui a vivir a su casa. Mi hermano le contó
a mi madre que yo estaba viviendo allí con mi novio, y entonces cogió y se
fue hasta la casa una noche y montó un escándalo, gritando que yo estaba
viviendo con un marginal, con un delincuente. Yo le dije que no regresaba
porque me había dado una paliza. Ella me contestó que como yo ya había
perdido la virginidad que me quedase allí viviendo con él. Le dije que no,
que no era cierto, no era lo que ella pensaba. Pero, me dijo que sólo podía
regresar a casa si probase que yo todavía era virgen.
Entonces, me fui a una clínica de ginecología y me hice un análisis. Me
dieron un papel que decía que yo era virgen. Fui a casa y se lo enseñé a mi
madre. Ella lloró y me acogió de nuevo en casa.
Mi madre entonces me dijo que yo no podía continuar con Roberto. Le
contesté que no, que yo iba a seguir con él porque me gustaba. Y mi madre
me dijo que si seguía, ella no quería verlo, que Roberto era un bandido y
que lo denunciaría si se lo encontraba en cualquier lado. Y seguimos
saliendo…
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