TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

piso, y me llamaba por teléfono todos los días. Sandra me echaba mucho de
menos. Nosotras en el piso dormíamos en la misma cama y ella lloraba en
mi hombro porque tenía graves problemas emocionales, dependía mucho
de las drogas y yo la escuchaba y la aconsejaba, la entendía y la trataba
como a una hija. No somos lesbianas, que quede bien claro en esta
historia…
Mi relación con Romelina durante el tiempo que estuve en el piso fue muy
particular y estrictamente de negocio. Con las otras chicas apenas tuve
relación. Sólo me relacioné con Sandra, estábamos siempre juntas, tanto en
el piso como fuera. Para mí lo más importante del piso fue llegar a conocer
a Sandra. Yo no tenía nada y ella me lo daba todo y me ayudaba. Me
preguntaba: - Fernanda, ¿qué quieres comer hoy?
Recuerdo una noche que estábamos en el piso, así todo muy oscuro. Yo
estaba mirando para Sandra y ella sentada, con el cigarrillo en la mano y
comenzando a llorar.
Allí en el piso había una brasilera, Isabella, que era la que le suministraba
la droga a Sandra. Cuando Sandra me conoció, comenzó a alejarse de
Isabella. Es por eso que Isabella desde entonces me odia. Sandra trabajaba
directo. Es la chica que más ha trabajado en el piso de Romelina. Recuerdo
un día que se hizo hasta veinticuatro pases. Por eso, porque trabajaba
muchísimo, a Romelina no le gustaba, porque Romelina al trabajar también
en el piso perdía dinero con Sandra.
Un día Sandra me llamó por teléfono y me pidió que me fuese a vivir con
ella. Y decidí marcharme. A Romelina eso no le gustó demasiado. Fue así
como me marché para el piso de la calle Río Sil.
Más consejera que prostituta
El piso de Río Sil no me gustó porque había dos brasileras que llevaban el
piso de una manera muy desorganizada. Una de ellas tenía un novio
español que era traficante de drogas, y se pasaban más tiempo
consumiendo y drogados que trabajando. Se dieron cuenta enseguida de
que a mí no me gustaba aquel ambiente.
Sandra y yo éramos las que colocábamos los anuncios. Allí se vivía más
para las drogas que para el trabajo. Sólo estuve un mes. Como apenas
trabajaba en el piso, comencé a ir al “Lexis” por la noche. En el piso,
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