TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

En el garimpo yo tenía que cocinar para una docena de garimpeiros. Y allí
pasé dos malarias. El garimpo estaba en Pará y yo tenía que ir en una
avioneta, que era tenebrosa y que tardaba más de una hora desde Mato
Grosso hasta el garimpo.
Un día él cogió a la niña de paseo y se la llevó a casa de su madre en
Santarem. Entonces, me cogió la depresión y comencé a salir y beber
alcohol y me enganché a los somníferos. Pasaban los días y yo cada vez iba
a peor. Y luego vino mi hermano y me metió en una clínica para
desintoxicarme. En la clínica estuve seis meses. Después, también seguí el
tratamiento ambulatorio, con un grupo de terapia y comencé a relacionarme
con gente sana. Y fui a buscar a mi hija a casa de mi suegra y la convencí
para que me dejase traerla. Hoy mantengo todavía una buena relación con
mi suegra.
Un hombre bueno
Después, conocí a otro hombre, un español de cincuenta y cinco años. Yo
tenía entonces dieciocho. Él vivía en Cuiabá y trabajaba en la industria
maderera. Tenía mucho dinero. No se creía que yo pudiese quererlo. Claro,
por la diferencia de edad… Pero, yo, sinceramente, lo quería. No era un
capricho. Yo le quería porque era un hombre bueno, un hombre totalmente
distinto a todos los hombres que yo había conocido en mi vida hasta
entonces.
La prostitución
Vine a España a prostituirme y a ganar dinero. Brasil está muy mal porque
hay unas pocas personas que tienen dinero y el resto son pobres y pasan
hambre. Yo decidí viajar por mis problemas económicos. El dinero me lo
prestó la dueña de un club en Badajoz, que fue el primer sitio donde
trabajé. Sabía perfectamente a lo que venía, pero me omitieron muchas
cosas y en ese club me sentía como en una cárcel.
Excepto esa primera vez que trabajé en un club, después siempre he
trabajado en pisos. Estuve en el piso de “Barbies” en Coruña. Tania me
había dado el teléfono. Yo llamé al tío y me dijo que sí. No me gustó nada.
Era un agobio. Un espacio muy pequeño y allí estábamos doce chicas.
“Barbies” tiene dos pisos. En el otro piso sólo hay cuatro chicas. Pero, yo
allí sólo estuve un día. Tenías que hacer una foto y a mí no me apetecía. Y
también hacía mucho frío.
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