TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

lo echaron de la habitación. Entonces, vino la policía y se lo llevaron. A mí
me llevaron para el quirófano. Enseguida, me hicieron la cesárea y sacaron
al bebé. Cuando volví a la habitación, los policías le dejaron aproximarse
para ver al bebé. Cleyton lo cogió en brazos y comenzó a llorar. Después
fue a registrarlo.
Salí del hospital y me fui para casa de mi madre. Cleyton venía todos los
días y a todas horas para ver al niño. Al cabo de unas semanas regresé con
él. Cuando llegué no había nada. Todas mis cosas personales: bragas,
cremas, etc, habían desaparecido. Todo se lo robaron las mujeres. Pero aún
así, volví a trabajar con él en la carnicería.
Cuando se dio cuenta de que yo estaba volviendo a ser bonita como antes,
intentó ganarme. Pero, ya no había manera. Al cumplir mi hijo los ocho
meses Cleyton y yo nos separamos de nuevo a causa de sus problemas con
las mujeres. Me marché para otra ciudad. Cuando llegué allí conocí a otro
hombre. Yo estaba a punto de cumplir veinte años. Él quería casarse
conmigo y quería a mi hijo como si fuese suyo. Al descubrirlo, Cleyton se
volvió loco y le decía a todo el mundo que me iba a matar.
El día menos esperado apareció Cleyton allá. Para evitar problemas dejé a
mi novio y regresé a vivir con él de nuevo. Cleyton me decía que todo iba a
cambiar. Pero, continuaba la misma vida. Yo trabajaba en la carnicería y
algunos días salía con mis tías a tomar cerveza. Y seguían las peleas. Él
podía salir con otras mujeres, pero al mismo tiempo a mí no me dejaba salir
con mis tías.
Al poco tiempo, vendimos la casa. Y empezamos a construir otra en el
terreno que yo había ganado. Construimos una casa pequeña. Él tenía
condiciones para hacer una más grande, pero quería gastar parte del dinero
con las mujeres de la calle. Peleamos. El dinero se fue terminando, y
también el crédito en la ciudad. Seguí con la carnicería. Los ganaderos me
admiraban al ver que yo era tan joven y tenía buena mano para los
negocios. Lo contrario que él, un hombre tan mayor y sin juicio ni
confianza.
Con veintiún años me quedé de nuevo embarazada. Cleyton se fue dando
cuenta de que el dinero no era todo, y comenzó a mejorar un poco. A pesar
de mi embarazo seguí trabajando igual. Salía de casa a las cuatro de la
madrugada y no regresaba hasta las once de la noche. Mi embarazo fue
muy bueno. Era como si fuese mi primer embarazo, porque no sufrí tanto
como el de mi primer hijo. Cleyton andaba pendiente de mí y me daba
todas las atenciones que necesitaba. Hacía tiempo que no escuchaba nada
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