TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Al día siguiente por la tarde me fui con él a su piso. Estuvimos juntos diez
días y nueve noches. Después, él tenía que marcharse. Me dio mil
seiscientos dólares y me compró ropa y regalos para mis hijos. Dino es un
hombre de mucho dinero, comerciante de la ciudad de Brescia.
Cuando el italiano se marchó, regresé para Curitiba. Bruna siguió
trabajando en el club. Mi madre cuando vio todos aquellos dólares me
preguntó si yo había robado un banco. Y yo entonces le conté toda la
historia.
Dino me llamaba por teléfono y me invitaba a ir a visitar Italia. Me llamaba
tres veces por semana. Intentábamos hablar, porque yo casi no le entendía.
Hasta que en marzo de 2002 decidí viajar a Italia.
El viaje a Italia
Cuando llegué al aeropuerto ya me estaba esperando Dino y ya me tenía
alquilado un apartamento cerca de Bolonia. Porque Dino era casado… Él
venía a visitarme tres veces a la semana y me llevaba a conocer diferentes
lugares. Conocí Venecia, Bolonia, Milán y otros sitios que ya no recuerdo.
Después que ya conocía un poco y me desenvolvía mejor con el idioma, ya
salía sola.
Dino quería que me quedase más tiempo, hasta agosto. Pero, tuvimos algún
que otro problema y discutimos. Sí, probleminhas de sexo. Un día llegó al
apartamento y venía todo contento. Me dijo: - Te traigo un regalo - ¿Sí?
¿qué regalo va a ser? Y traía una caja toda grande y entonces la
desenvolvió y sacó un consolador todo raro, así retorcido… Quería
follarme y que yo al mismo tiempo le follase a él. Le dije que no, que no lo
iba a hacer. Me dio miedo. Ahora ya no, he aprendido mucho. Pero,
entonces me dio miedo.
Le dije que mejor me marchaba para Brasil. Yo ya tenía saudade y estaba un
poco aburrida de estar allí. Durante la semana tenía mucho tiempo libre.
Una tarde conocí a una mujer que era empresaria de clubes. Recuerdo que
yo estaba sentada tomando un helado y ella se me acercó y empezamos a
conversar. Me contó que podía llevarme a conocer varios clubes, que si
quería podía trabajar, que ella ganaba un porcentaje con las chicas que
llevaba, pero que si no quería no pasaba nada, podía ir y mirar a ver qué me
parecía. Y fui con ella al día siguiente a conocer tres clubes. Me presentó a
la gente y me quedé una media hora en cada sitio, para ver cómo era. Allí
no era como aquí en España. En aquellos clubes no se follaba, no había
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