TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Por las mañanas ordeñábamos las vacas. Teníamos muchos problemas con
las onças pintadas. Venían al poblado y se comían las gallinas. Pero, no
recuerdo que nunca se comieran a una persona.
Mi abuelo siempre mataba jacarés para darnos de comer. Los mataba a tiros
con la espingarda. Yo un día quise probar, y me caí de espaldas al suelo…
Nunca más cogí la espingarda. A mí me gusta mucho la carne de jacaré. Mi
abuelo también nos traía perezosos, monos, tatú, capibara, paca, veados, etc.
Todas las semanas llegaba un barco, y entonces nosotros cambiábamos
sacos de farinha de mandioca, tapioca y beijú por arroz, trigo y azúcar.
Una “amizade colorida”
Sólo tuve tres hombres en mi vida. Mi primer novio, que era policía y que
lo mataron en una briga con bandas de favelados; mi segundo novio, el
fazendeiro; y mi marido Manoel.
A Manoel lo conocí en la rodoviária. Yo entonces vendía cosméticos y él
trabajaba allí. Era el gardavolume, el dueño del guarda equipajes de la
estación. Al principio, me dijo que sólo era el encargado, que trabajaba allí.
Luego, ya me dijo la verdad. Me explicó que no me había dicho que él era
el dueño porque tenía miedo a que las mujeres se interesaran sólo porque
tenía dinero.
Él entonces tenía novia y yo también. Yo tenía un novio fazendeiro desde
hacía unos ocho meses. Pero, Manoel vino un día y me confesó que ya
había terminado con la Adriana. Yo también dejé a mi novio. En verdad,
para Manoel no era un noviazgo, sino una amizade colorida. Yo tenía una
relación más seria, mi novio fazendeiro ya tenía planes para casarnos. Yo le
expliqué que ya no me gustaba. En verdad, yo estaba con él por mi padre,
porque él tenía dinero y nosotros éramos pobres.
Con dieciocho años tuve mi primera hija. Tenía problemas para quedarme
embarazada. El médico me explicó que yo tenía el útero infantil y necesité
de un tratamiento con hormonas. A mi segunda hija la tuve con veintidós
años. Manoel es un hombre muy bueno, siempre me pagó todo y nunca me
trató mal. Él me compensó todo lo mal que yo lo pasé durante mi infancia.
Desde que estoy en España él me llamaba por teléfono todos los días.
Ahora, ya no tanto, pero seguimos hablando por causa de las niñas.
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