TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

si yo quisiera eso tenía otros hombres o amantes que me darían dinero, pero
que no me interesaba y que estaba con Juan porque él era una persona muy
buena, una persona muy legal.
La vieja nunca me preguntó si yo había trabajado en un club, pero si me lo
hubiese preguntado yo le hubiera dicho la verdad. No me gustaría que
nadie le fuese con el cuento…
Estuve viviendo unos meses con Juan en su casa, pero no dio resultado. Fue
por culpa de la vieja. Yo no la aguantaba y me hacía la vida imposible. Me
pasaba todo el tiempo encerrada en mi cuarto. Me decía que yo no sabía
cocinar, que no sabía hacer nada, así que dejé de hacer la comida y
cocinaba para mí sola. Y a Juan le dijo que escogiese: o ella o yo. Y claro,
se vino conmigo.
Otros trabajos
A finales del año pasado (2004) comencé a trabajar en una cafetería. Yo me
quedo pasmada viendo lo que beben aquí los españoles. Toman bebidas
muy fuertes. Es diferente que en Brasil, allí la gente bebe cerveza.
Los clientes no dejaban de llamarme. Cuando les expliqué que estaba
trabajando en la cafetería, casi todos me dijeron que estaba loca, que
trabajando así sólo podía ganar unos quinientos euros y que en un club o en
el piso iba a ganar mucho más. Y era verdad. Pero, yo quería probar, quería
tener un trabajo normal o al menos intentarlo. Tenía voluntad. Otras no
tienen. Por ejemplo, Patricia nunca ha tenido voluntad de buscar otra cosa.
Y sólo son excusas. ¿Cómo es que yo he conseguido otros trabajos cuando
he querido? Lo que pasa es que muchas sólo quieren ganar dinero en la
prostitución y no piensan en nada más. Patricia o Sandra nunca lo han
intentado.
Patricia dice que ella quiere regresar a Brasil. Yo, por el contrario, ahora ya
no pienso así. Quiero construir mi vida aquí. Pero, también envío dinero
para mi país. Estamos reformando mi casa en Brasil. Llegamos a un
acuerdo mi marido y yo. Yo pago el material y él paga los obreros. A mi
marido, claro, también le he dado mi nuevo número de teléfono. Él sigue
llamándome todas las semanas para que yo pueda hablar con mis hijas.
Mientras estuve trabajando en la cafetería me encontré con varios hombres
que ya me conocían de cuando estuve en el club “El Rayo de Luna”. Un día
uno me dijo: - Vamos al club. Yo le contesté: - Piensas que voy a negarte
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