TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

Pero, también tengo buenos recuerdos. Cuando había fiestas venían muchos
turistas y ellos pagaban bien y nos trataban mejor. La mayoría eran
italianos, holandeses y franceses. En esa época yo ganaba mucho dinero,
hasta mil reales por día.
Con el paso del tiempo las chicas y las travestis me aceptaron. Después,
decidí ir a trabajar a otro lugar. A mí tampoco me gusta quedarme durante
mucho tiempo en un mismo sitio. Me fui para la Avenida Indianópolis.
“Sapatinho de Cristal”
Mi amiga me llevó a la Avenida Indianópolis. Me dijo que se trabajaba
bien, pero que tenía un problema y era que al estar cerca del estadio de
fútbol del “Corinthians” había muito malandragem. Los de la torcida salían del
partido y gritaban: - ¡Vamos a tirarles piedras a las putas y a los travestis!
Y nos teníamos que esconder detrás de los árboles y nosotras también les
tirábamos piedras. Era una guerra… Hasta que venía la policía.
Mi apartamento estaba cerca de la Avenida, cuarenta minutos caminando.
Me quedaba en la misma esquina que mi amiga. Allí había de todo un
poco, chicas, travestis… Y estaba bien porque había un drive. El mejor
horario era de las ocho de la noche a las cinco de la mañana.
Allí las chicas me llamaban “Sapatinho de Cristal” porque yo sólo andaba con
sandalias transparentes y con tacones. Trabajé más de un año en la Avenida
Indianópolis. Recuerdo la vez que el personal se enteró del fallecimiento de
mi padre y todas mis amigas me ayudaron. Una travesti me dio la noticia de
que el chico de la funeraria me estaba buscando. Mi familia no tenía
condiciones y yo me hice cargo de los gastos. Mis compañeras también me
ayudaron. El chico de la funeraria se sorprendió mucho cuando se enteró de
que yo era garota de programa.
Tenía muchos clientes fijos que venían a buscarme. Tuve dos clientes que
fueron muy especiales y que me ayudaron mucho cuando yo más lo
necesitaba. Hubo una época en que estuve muy enferma, tenía anemia,
trabajaba mucho y comía poco. Los dos clientes eran japoneses y me
ayudaron, y también a mi familia. Además de clientes, eran mis amigos.
Los dos son empresarios. Uno hasta me ofreció trabajo en su empresa, pero
no acepté porque en aquella época yo ganaba mucho más dinero en la
prostitución. Él se desesperaba porque yo no quería salir de la prostitución.
Prefería trabajar en la calle. En aquella época ganaba mucho dinero. Había
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