TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

hermano Carlos. A veces yo me quedaba sola con él en la casa, y luego mi
marido aparecía por sorpresa.
Villa Margarita era demasiado grande para mí. En las ventanas de la casa
había a veces arañas pollas y también corrían alacranes, y había que estar
pendiente de todo eso. Todo por amor.
Con diecinueve años me quedé embarazada. Luis David siempre me
amargó a causa de esos celos tan machos, y empezaron los malestares.
Cuando mi suegra estaba de buen humor me explicaba cómo era, porque yo
no podía ir a casa de mi mamá. No me dejaban. Y continuó el trajín de
siempre. A la final me hinché toda. El médico estaba incluso asustado y me
dijo que me podía morir. Yo tenía miedo y, prácticamente, no podía hablar
con mi mamá porque no me lo permitían. No se me olvida el día que tuve
que ir para la clínica. Estaba pegando un mural y rompí aguas. Al día
siguiente me llevaron a la clínica. Pero, no se me olvida porque no me pude
ir hasta que los dejé a todos servidos y almorzados. Cuando llegué a la
clínica estaba asustadísima, y en ningún momento quisieron llamar a mi
familia.
Mi hija nació toda moradita y linda. Yo me rasgué mucho. Luego limpiaron
a la niña y la subieron a la habitación. Mi marido subió a la puerta y desde
allí preguntó qué era. Y cuando la enfermera le dijo que niña, él entonces
se quedó parado y no la cogió. La niña estuvo llorando como unas dos
horas. Él quería un niño. Luego me besó y se fue. No quiso quedarse con
nosotras. A mí me alcanzaron la niña las enfermeras, yo no sabía, para mí
era toda una experiencia enteramente nueva. Y me colocaron una cunita
para que la tuviera a mi lado en la habitación.
Al otro día llegó afanado y me dijo que al segundo día me daban la salida.
Estuve esperándolo hasta que vino a recogerme. A lo que ya llegamos a
Villa Margarita allá ya la miraron. Las palabras de mi suegra que
exactamente me dijo en la cocina, fueron: - No crea usted que por haber
tenido una hija de mi hijo que ya lo atrapó. Él no va a estar mucho tiempo
con usted. Mi hijo no es de que lo atrapen así nomás.
Y ya empezaron las cosas a desenvolverse así. Empecé de nuevo con mis
quehaceres. Mi marido no hacía ningún caso de mi hija. A los tres meses
ella enfermó y yo le dije a mi marido que no iba a consentir tanto
desprecio. A partir de ahí comenzaron a acercarse un poco a la niña. A los
tres meses me dejaron ir a casa de papá y mamá para llevarles a la niña,
para que la conocieran. Mi mamá siempre estaba triste. Y así fue creciendo
la niña. Pero, me sentía muy vacía. Yo siempre quise ser una profesional,
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