TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

no me adaptaba bien, siempre me criticaba. Me decía que si una mujer iba a
un club a trabajar tenía que ser puta de verdad.
Para mí hay dos tipos de prostitutas: la que va por necesidad, y la que le
gusta. A la que le gusta sólo piensa en esto, no ve otras posibilidades y sólo
tiene la prostitución en la cabeza. Aunque ella tenga mucho dinero, no es
capaz de ver su vida fuera del mundo de la prostitución. Bianca era así.
Como tuvimos unas palabras malas entre nosotras, ahí fue que decidí
marcharme.
Entonces, me fui a trabajar al piso de Marta. Me dijo que iba a dejar el club
y que volvía para el piso, que se ganaba más dinero en el piso. Trabajé con
ella una semana. Los pases eran de treinta y cinco a cuarenta euros, como
en el club. De un pase de treinta minutos ella me quitaba diez euros, y de
un pase de una hora quitaba treinta euros. Los pases de una hora costaban
cien euros, aunque a veces venía algún cliente que sólo pagaba setenta y
cinco euros y tenías que hacer el pase igual, entonces ella quitaba
veinticinco. El trabajo estaba muy mal. Pasaban muchos clientes, pero
pedían sin condón o querían una mujer “completa”. Marta nunca me
engañó, me explicó que allí en el piso se trabajaba muy bien, pero sólo
Dios sabe cómo.
Al igual que en el club, si trabajas sin goma trabajas de puta madre. No
puedo decir si ellas trabajan sin condón en el piso, pero lo que sé es que los
clientes pasan igual con ellas. O es eso o es que a los clientes sólo les
gustan las mujeres gorditas y con mucho pecho, que es lo que me falta a
mí. Claro, a mí Marta nunca me dijo al salir de la habitación que ella lo
hace sin condón.
En toda la semana sólo me hice cuatro pases. La diferencia de un hombre
que va a un club y el que va a un piso, es que el cliente llega y busca a una
chica para un polvo rápido. El cliente pregunta y la chica ya le informa en
la puerta. Si quiere o le gusta bien y si no pues nada. Sin embargo, en el
club todo es mucho más lento, tienes que conversar y tomar copas con los
clientes. Yo prefiero un piso, la verdad, porque si estás en un club tienes
que permanecer muchas horas sentada en una silla en el salón, y tienes
también que aguantar muchas burlas de los clientes y los rumores de las
chicas. Y como hay más chicas en el club, los hombres tienen más tiempo
para pensar y para escoger. Trabajar en un club es más estresante. Pero, la
seguridad en un club también es mayor. En el club siempre está el dueño o
el encargado, que te protege, pero en el piso las chicas están solas. Yo
nunca tuve problemas por eso. Pero, a veces te encuentras en el piso con
clientes que llegan y luego no quieren follar, y tampoco quieren marcharse.
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