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TESIS DOCTORAL - Instituto de Migraciones

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piso, recuerdo que yo estaba limpiando. Le preguntó a Nelly que si<br />

queríamos ir para Lugo y ella le contestó que no, que estábamos trabajando<br />

bien. Nelly no quería venir para Lugo. Pero, <strong>de</strong>spués, yo que había<br />

escuchado la conversación, <strong>de</strong>cidí venirme. Y así fue como me vine para<br />

“El Rayo <strong>de</strong> Luna”.<br />

Al principio, las condiciones eran buenas, sólo tenías que pagar siete euros<br />

por día, incluida la comida y la dormida. Sin embargo, en el club <strong>de</strong><br />

Valencia teníamos que pagar cuarenta euros por día y si no trabajabas<br />

tenías que pagar igual. Y en “El Rayo <strong>de</strong> Luna” entonces pagabas siete<br />

euros y si no trabajabas no pagabas nada. Cuando llegué me presentaron a<br />

las chicas. Conocí a Fernanda, a Miki, a todas. Nelly no vino al club hasta<br />

pasar unos tres días.<br />

Llegué al club por la tar<strong>de</strong>, a eso <strong>de</strong> las seis, y esa misma noche ya<br />

comencé a trabajar. Cuando dieron las nueve me fui para el salón. Ese día<br />

era el cumpleaños <strong>de</strong> Andrea, la rumana. A mí me dieron la habitación<br />

número dos, que es individual, y que es tanto para trabajar como para<br />

dormir.<br />

En aquella época se trabajaba muy bien en el club. Si una se mueve se<br />

trabaja. Aunque, a mí entonces me resultaba difícil acercarme a los<br />

hombres y pedirles para subir a la habitación. Claro que yo entonces<br />

todavía llevaba poco tiempo trabajando. Pasados unos meses ya me fui<br />

haciendo más experta y todo resultó mucho más fácil.<br />

A veces yo no soy la que se acerca al cliente, sino que es el cliente el que<br />

viene a mí. Yo le digo: - Hola, qué tal, ¿cómo estás? Luego, él me pregunta<br />

la edad, si tengo hijos, si soy casada o soltera, todas esas cosas… Yo<br />

también pregunto, claro. También me preguntan que cuánto cuesta subir<br />

conmigo a la habitación.<br />

De cada diez hombres, sólo a unos tres les pregunto si quieren subir a la<br />

habitación. Yo hago una selección según ellos me miren o no, si les veo<br />

que tienen un interés, que me miran fijamente… También, si hay algún<br />

hombre que es guapo o atractivo, eso también influye mucho. Yo me<br />

acerco y hablo con ellos. Cuando ya me preguntan algunas cosas muy<br />

personales, por ejemplo, los nombres <strong>de</strong> mis hijos, si tengo novio, etc, les<br />

contesto que no mezclen mi vida personal con el trabajo. Esto pasa con<br />

frecuencia, ¡oh, Dios! Todos los días te preguntan esas cosas.<br />

Y clientes hay <strong>de</strong> todo tipo, buenos y malos, y en todos lados. Algunos me<br />

dicen que soy guapa, preciosa, que soy la más bonita <strong>de</strong>l salón, etc… Otros<br />

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